Encuentro en el diario local
Expreso en los últimos días, una equivocada campaña contra el consumo del Gas Licuado
de Petróleo (GLP), tratando de posicionar al Gas Natural Vehicular (GNV). Para ello
se incurre en una serie de afirmaciones equivocadas y se utiliza a políticos
para relevar sus comentarios poco técnicos.
En la edición del 14-05-2012
publican “Subsidio al GLP va contra masificación del GNV”
y en la edición de hoy 17-05-2012 vuelven a la carga con similares argumentos
para señalar que “Las señales indican que el
GLP es un combustible más barato y, al percibirse así, su consumo crece a
diferencia del GNV, donde el Gobierno pone mayores exigencias”.
Decir como manifiesta el diario que “El Gobierno
que lidera Ollanta Humala … mantiene un trato preferencial hacia el informal
mercado del GLP…” contiene dos gruesos errores de apreciación :
1.1. Decir que el GLP tiene un
trato preferencial es no decirle la verdad al país. Este gobierno y los
anteriores han sido los mayores publicistas del GNV, desmereciendo injustificadamente
las bondades del GLP, meciendo al país con una supuesta futura llegada del gas
natural a localidades a las que jamás llegará, convirtiendo en un circo el
frontis del Ministerio de Energía y Minas con pancartas señalando lo barato que
es el precio por galón de este combustible, sin aplicarle Impuesto Selectivo al
Consumo desde el inicio de su comercialización hasta ahora, como si hacía con
el GLP automotor hasta junio de 2005 y posteriormente lo reintrodujo
erróneamente en diciembre de 2010; felizmente en una modificación de su error
esta reintroducción sólo duró una semana, etc., etc.
1.2. Señalar que el mercado
del GLP es informal escapa a la verdad o es una grosera generalización. Todos
los gasocentros que venden GLP automotor (al igual que los de GNV) se
encuentran autorizados y supervisados por el OSINERGMIN que evalúo el
cumplimiento de todas la normas técnicas, ambientales y de seguridad antes de
otorgar los permisos de operación correspondientes. Por su parte ningún punto
de venta de GLP automotor puede adquirir combustible si no registra previamente
su orden de compra y obtiene un código de autorización del OSINERGMIN para cada
compra. Ningún ofertante le puede vender GLP si no cuenta con este código de
autorización. En el caso del GLP, por ejemplo, la refinería La Pampilla (productor) y Lima Gas
S.A. (comercializadora) cotizan en la Bolsa de Valores de Lima y mantienen
buenas prácticas de gobierno corporativo; entonces ¿Dónde está la informalidad?
Atribuye el diario al ex Ministro
de Energía y Minas Ing. Carlos Herrera, cosa que pongo en duda, que “Cuando el GLP se utiliza en el sector
transporte e industrial el subsidio al GLP va en contra de la masificación del
gas natural y eso es lo que ha ocurrido en el Perú”.
El automovilista que utiliza GNV paga
un precio regulado por contrato de Perupetro S.A. con Pluspetrol S.A. El que
utiliza GLP se atiene a los precios del mercado internacional. Para mayor
ventaja, los automovilistas con vehículos a GNV vienen gozando desde octubre de 2007
hasta setiembre de 2012 del no pago por el costo del combustible en boca de
pozo pues, gracias al apoyo de Pluspetrol, reciben este precio promocional para
incentivar la utilización de GNV. Sólo pagan el equivalente a la regalía con un
descuento que equivale al 72.4% del costo que pagan los otros consumidores de
gas natural no residencial. ¿Hay aquí trato preferencial al GLP?
El GNV se comercializa
actualmente en Lima a 1.83 PEN/M3, equivalente aproximadamente a 3.30 PEN/Galón
(de acuerdo al poder calorífico). El GLP Automotor lo hace en promedio a 1.48
PEN/Litro, equivalente a 5.60 PEN/GLN. Es decir, el GNV es 41.1% más barato que
el GLP Automotor. Con este enorme diferencial de precios a favor del GNV ¿Puede
ser competencia el GLP Automotor al punto de atentar contra la masificación del
GNV? Por supuesto que no. Con este bajísimo precio que permite a los
consumidores de GNV incluso pagar la adquisición de vehículos nuevos ¿De qué
forma puede el GLP automotor atentar contra los iluminados planes de
masificación?
Lo que sucede es que algunos
siguen insistiendo en enfrentar ambos combustibles, tratando de “pisarle los callos” al otro sin reconocer la diversidad y
amplitud de nuestro territorio y pensando que Lima es el Perú. Lo que
necesitamos, insisto, es tener una cultura de gas que incorpore a los dos
combustibles dentro de una política energética nacional realista, sin
prejuicios ni paradigmas ni oscurantismo, ni amenazas de agotamiento del GLP
nacional como se ha llegado a afirmar esgrimiendo el “cuco”
de la posible importación.
No busquemos en inexistentes
beneficios al GLP lo que debemos encontrar en las propias limitaciones de la
comercialización del GNV, entre otras, una millonaria inversión económicamente
válida sólo para los momentos de penetración en grandes mercados y aplicable en
apenas algunos mercados volumétricamente significativos (no todos los mercados peruanos
rentabilizan una inversión en gasocentros de GNV), una errática política de
precios en punto de venta, falta de investigación técnica sobre los resultados
de su utilización en nuestro país (Lima no es el Perú) y carencia de una
representación gremial de primer nivel.
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