sábado, 28 de enero de 2023

2023: Vales de descuento para adquirir un balón de GLP ¿Sólo para hogares no pobres, con energía eléctrica?

 La Ley N°28749, Ley General de Electrificación Rural, aprobada en mayo de 2006, define como su objetivo principal «establecer el marco normativo para la promoción y el desarrollo eficiente y sostenible de la electrificación de zonas rurales, localidades aisladas y de frontera del país». Establece diferentes aportes para esta finalidad, entre ellos, desde hace más de 200 meses, el aporte de los usuarios de electricidad, de 2/1,000 de 1 UIT por Megavatio hora facturado (para el 2023 este cargo es de 0.0099 PEN/kWh). Lógicamente, cuanto más sea nuestro consumo, mayor será el aporte por cada consumidor. En mi caso, en enero 2023 he pagado 2.25 PEN con 227.7 KWh facturados. Los invito a revisar sus recibos individuales para verificar sus aportes como valiosos aportantes a la electrificación rural de nuestro país.

La justificación de este impuesto se encuentra en la lógica que las condiciones de ruralidad en nuestro país están directa y estrechamente relacionadas con las condiciones de pobreza de sus habitantes. Debido a que es el sector agrícola, en que mayormente se ocupan, los pobladores se encuentran sumamente dispersos y aislados, sufren de elevados costos de aprovisionamiento de mano de obra, semillas y fertilizantes y de transporte, con sujeción a las cambiantes condiciones de la naturaleza, sin seguros que cubran los riesgos inherentes, ni mayor apoyo estatal, siendo poco atractivos para la inversión privada. Por ello el INEI señala que el 2021 la pobreza monetaria rural en el Perú alcanzó al 39.7% de su población, cuadro que se agrava en la sierra rural en que alcanza el 44.3% [1]

GRADE (Grupo de Análisis para el Desarrollo), comenta que cuando el crecimiento económico supera el 5%, los sectores rurales también comienzan a experimentar efectos positivos en términos de reducción de la pobreza. Pero cuando el crecimiento está por debajo del 3-4%, la pobreza rural, en ausencia de políticas y estrategias, se estanca. [2] El 2013 (más de 9 años atrás), fue el más reciente año con crecimiento superior al 5%, en nuestro país, alcanzándose el 5.9%

Todo lo antes expuesto para comentar que mediante Nota de Prensa del 24-01-2023[3], el Ministerio de Energía y Minas informó que sus especialistas de la Dirección General de Electrificación Rural (DGER), señalan que, «como producto de las obras realizadas hasta ahora, se ha completado la electrificación del 86% en zonas rurales del país, y la proyección de la cobertura eléctrica rural es llegar al 93% de hogares en sectores alejados y de difícil acceso al finalizar el 2023».[4]

Entendemos el «hasta ahora» de la Nota como desde la promulgación de la Ley N°28749. El avance porcentual en estos casi 17 años de vigencia de la ley y otras medidas colaterales (préstamos, tarifas diferenciadas, etc.), ha sido destacable, pues se ha reducido la brecha de 70 a 14% de hogares rurales que no cuentan con electricidad en sus hogares; un indicador más para quienes equivocadamente señalan que en nuestro país no se ha hecho nada por los más pobres, en este caso mediante la mejora de su calidad de vida.

La misma Nota señala que «MINEM entregará en el 2023, vales de descuento de S/25, S/43 y S/ 63 a familias vulnerables para para adquirir un balón de gas doméstico».

Quiero anotar, sin embargo, que la entrega de vales de descuento para adquirir balones de 10 Kg se hace teniendo en cuenta el consumo eléctrico por hogar. De esta manera deducimos que existe un 14% de hogares rurales sin acceso a la electrificación, cerca de un millón de peruanos, 40% de los cuales se encuentran en situación de pobreza monetaria, que no tienen acceso al consumo de GLP, que es la única opción de consumo de energía limpia para cocinar.

En todos estos años no se han implementado medidas para llegar a la población rural en estado de pobreza y al parecer no se plantearán, pues se insiste en mantener el criterio facilista (fácil gestión de cobranza), de relacionar el otorgamiento de los subsidios al consumo eléctrico. Como sabemos, no existe fecha para tener un 100% de electrificación rural dentro de los planes gubernamentales por lo que cerca de 1 millón de peruanos deberían resignarse a no contar con subsidios para el GLP

¿No hay salida?

jueves, 26 de enero de 2023

Hablando de la Pobreza en el Perú: ¿Qué combustible utilizan los pobres extremos para cocinar?

 

Una muy interesante publicación del INEI (Instituto Nacional de Estadística e Informática) de mayo 2022, la constituye su Informe Técnico «Evolución de la Pobreza Monetaria 2010 – 2021»,  en que se reúne una vasta información sobre pobreza monetaria y otros datos relacionados provenientes de las Encuestas Nacionales de Hogares de cada año.

INEI garantiza que la información proporcionada es de «calidad, transparencia y confianza de la información en el campo de la medición de la pobreza».

En mi concepto, un indicador de pobreza debe ser el tipo de combustible utilizado para cocinar en los hogares, principalmente de ubicación rural (en los días en que se cocina). Indudablemente que un crecimiento porcentual en el uso de combustibles limpios y una disminución en el consumo de combustibles contaminantes en todos los hogares, pero de preferencia en los hogares pobres, es indicativo de superación en las condiciones de pobreza.

Por ello señalar, como equivocadamente lo hacen algunos analistas, más políticos que analistas, que en 200 años no se ha avanzado nada no tiene ningún asidero, cualquiera que sea el ángulo desde el que se analice. En este caso veo el combustible para cocinar.

En el período 2001 – 2011 se registró en el Perú un crecimiento promedio anual del PBI Per Cápita de 10.3% anual en USD corrientes. En este lapso como puede observarse se produjo pues un robusto crecimiento económico acompañado de un equilibrio externo, una baja inflación y habiendo alcanzado el codiciado «grado de inversión». Por ello resulta interesante revisar, valiéndonos de la información del INEI, lo que pasó en el siguiente período 2010 – 2021 con el combustible usado para cocinar. Me he enfocado solo en el segmento de pobreza extrema por ser el más indicativo.

Lo más destacable es la baja de 36.5 p.p. (desde 68.9% el 2010), en el consumo de leña. A pesar que aún la consume casi un tercio de esta población extremadamente pobre a la que debe ingresar el GLP con más agresivos programas.

Igualmente vale rescatar el importante avance de 10.8 p.p. en los consumidores de gas  e igualmente en el crecimiento de 35.4 p.p. en el de los consumidores que combinan el consumo de gas, aún, con otros combustibles, probablemente en espera de campañas de educación sobre los perjuicios para la salud de la utilización de combustibles sólidos.