miércoles, 23 de diciembre de 2020

¿Y las expectativas empresariales del PBI?

Para los economistas es bien sabido que las expectativas juegan un papel muy importante a la hora de elaborar pronósticos económicos de todo tipo. Imposible dejar de incluir en nuestro vaticinio[1] lo que piensan los agentes económicos, por ejemplo, sobre lo que estiman actualmente será el comportamiento del PBI peruano el año 2021.

El Banco Central de Reserva (BCR), prevé una recuperación de la actividad económica el 2021 basados en «la normalización de la producción local, la mejora gradual de la economía de nuestros principales socios comerciales y de los términos de intercambio, una posición altamente expansiva de la política monetaria, así como también del fortalecimiento de la confianza empresarial»[2].

Para medir esta confianza empresarial es que el BCR realiza una encuesta mensual de expectativas macroeconómicas sobre estimados de tasas de inflación, variación del PBI y evolución del tipo de cambio a funcionarios del sistema financiero, analistas económicos y ejecutivos de empresas no financieras, estamos seguros que con una muestra altamente representativa.

La noticia de la semana para muchos ha sido que el BCR elevó la proyección de crecimiento del Perú para el 2021 de 11.0% a 11.5%. “La recuperación de la economía peruana viene con fuerza y más rápida que en otros países, y noviembre pinta bien”, dijo el Presidente del ente emisor, Julio Velarde[3]. Esperamos todos que este mensaje alentador sea acertado, habida cuenta de la irresponsable y desastrosa situación económica en que cerraremos el presente año.

Sin embargo, uno de los sectores analizados en su encuesta por el BCR, el de las empresas no financieras, no presenta el mismo optimismo. Como podemos ver en la Figura 1 este sector desde hace 22 meses no excede su pronóstico de crecimiento del 4%, sin que conozcamos una interpretación oficial sobre el asunto. Tengamos en cuenta que los tres sectores analizados a través de encuestas por el BCR solían presentar estimados muy parecidos durante todo el tiempo. Es recién a partir de marzo 2020, coincidiendo con las medidas de confinamiento que el optimismo de las empresas no financieras empieza a alejarse de los analistas económicos y empresas financieras para legar a mostrar una irreductible brecha negativa que llega a los 5 puntos porcentuales en el sondeo de noviembre 2020 con tendencia al incremento conforme podemos apreciar en la Figura 2.

El hecho que los analistas económicos y empresas financieras no estén valorando adecuadamente las expectativas empresariales y que tampoco, al parecer, lo haga el BCR es preocupante en la medida que se trata del sector más afectado de los tres encuestados. Imagínense lo que sería si la encuesta considerará también las expectativas de los trabajadores y consumidores.





 





[1] Predicción, adivinación, pronóstico (RAE)

[2] Reporte de Inflación diciembre 2020

[3] https://www.expreso.com.pe/economia/pbi-creceria-11-5-en-2021/

martes, 22 de diciembre de 2020

LOGOTIPOS (Solo para expertos)

Huacal, guacal: 

Can., Col., Cuba, Ec., Méx., R.Dom. y Ven. Especie de cesta o jaula formada de varillas de madera que se utiliza para el transporte de loza, cristal, frutas, etc.
RAE

Perú Isotipo de Petroperú (Huacal – Máscara religiosa ceremonial Pre Inca) que goza de identificación y posicionamiento
Proceso CME-0170-2014-OTL/PETROPERÚ (Sep.2014)

Me lleva a escribir este post un reciente «Comunicado sobre la nueva identidad visual de PETROPERÚ» publicado por esta importante empresa estatal el 15-12-2020 en busca declarada de «mejorar la competitividad PETROPERÚ para añadir valor a la Compañía», fundamento valedero –quien no quisiera que valiera más-, si fuera cierto, que no lo es.

 Pero, no es la única vez que la alta administración de la más importante empresa pública peruana lleva adelante este tipo de prácticas, de seguro carentes del conocimiento necesario sobre la trascendencia que aún tiene para muchas familias, estaciones de servicio y empresas sometidas a los caprichos de funcionarios siempre dispuestos a no sopesar el porque de hacer cambios dramáticos, seguramente sin un seria evaluación de expertos que incluya además técnicas de focus group y encuestas de opinión en todo el Perú.

Ya anteriormente me había ocupado de los estropicios que se causaban a los íconos de Petroperú, como es el isotipo[1] que todos los peruanos conocemos como el Huacal. Aquí dos ejemplos para refrescar la memoria:

«Mayo 2005 Vamos Roger … Devuélvenos nuestro Huacal Hoy que por diferentes razones (sinceras unas, interesadas o mediáticas otras), transpiramos peruanidad quiero referirme a la evaluación de la imagen de la marca PETROPERU, labor que nos tocó dirigir hace ya casi 10 años. Eran tiempos de una necesaria reingeniería comercial y parte de ella era este acercamiento hacia el posicionamiento que teníamos en nuestros clientes investigando en áreas que nunca antes habían sido tomadas en cuenta. La empresa presentaba una imagen desgastada, antigua, con un servicio deficiente, maquinarias obsoletas, mala atención, sin garantía de calidad ni cantidad de combustible. Los clientes indicaban que estos atributos y la combinación confianza/seguridad no habían sido incorporados en PETROPERU.

La evaluación de marca (logotipo e isotipo), arrojaba que era innecesario cambiar el nombre PETROPERU por otro, pues la mayoría consideraba que la decadencia de la empresa radicaba en la institución en sí y no por la marca que era ya conocida por todos y representaba al País. Por su lado, la evaluación de colores ratificaba que el rojo y el blanco eran los mejor considerados y opinaban que debían mantenerse. El isotipo vigente en ese entonces era considerado como el de mayor aceptación. En resumen, existía una gran identificación de los colores, del logotipo y del isotipo que eran considerados como “parte de lo nuestro”. La recomendación comercial responsable, que no admitía dudas era que no deberíamos perder identidad. Y así lo hicimos. Sin embargo, hace muy poco, la “alta administración” de PETROPERU nos huaqueó la máscara Chimú de oro, dominante en el isotipo por otra irreconocible careta verde cobre (quizá una malinterpretada aplicación de la devaluación empresarial). Igualmente, y con mayor atrevimiento que algunos violadores de nuestro patrimonio cultural, hicieron trizas de la piedra de los doce ángulos presente en el isotipo y, no contentos con ello, nos quitaron el blanco de nuestro bicolor del logotipo para reemplazarlo por el mismo verde oxidado. Con las justas y casi por descuido nos dejaron la palabra Perú en color rojo…» [2]

 

«Julio 2007 El edificio de Petroperú: Un ícono menos: El Pegaso de Mobil, la concha de Shell, la gota Esso, la estrella Texaco, la Z de Zeta Gas, entre otros, son íconos reconocidos en la industria del petróleo. Su creación y posicionamiento han sido seguramente fruto de gran esfuerzo creativo y de gran inversión para posicionarlos en la mente del consumidor, representando a la empresa que está detrás de ellos. Por supuesto que su aprovechamiento comercial es uno de los frutos de este posicionamiento. Hasta hace algunos años un enorme huacal luminoso identificaba a Petroperú encima del edificio Central donde había tenido su sede hasta el año 1973. Eran los tiempos en que otro famoso letrero de Coca Cola destacaba en la vía expresa. Este huacal se había constituido igualmente en un ícono de la empresa estatal, conjugando en su diseño la piedra de los doce ángulos y la máscara Chimú, hasta que el año 2005 los funcionarios de turno lo destrozaron e hicieron chichirimico, trocando incluso sus colores rojo y blanco por el verde palta actual (seguro pensando sus geniales inventores que el petróleo es verde). Así acabaron con un ícono de tanta presencia en la historia peruana. Esta, a no dudarlo, fue una de las mayores atrocidades comerciales cometidas por los funcionarios que el Gobierno de Toledo puso al frente de Petroperú… Los mismos que destrozaron el huacal se encargaron de colocarle en lo más alto de su estructura el nombre de la empresa con una combinación de colores roji verde sobre fondo blanco que recuerdan más la decoración navideña que la empresa importante que es...»[3]


Durante los últimos tiempos han venido haciendo lo que han querido con el isotipo, mostrando enseguida algunas de estas modificaciones y los cambios en la política de identificación:


Hoy en día volvemos a ser testigos de la continuación de estos atropellos al icono de la empresa, de seguro en una búsqueda incesante de «aumentar el valor empresarial» como con ingenuidad piensan. La propuesta esta vez utiliza los colores clásicos de la mayor parte de empresas del rubro, así como una letra P estilizada semejante a la que usan empresas similares.


Es bueno hacer conocer a quienes se basan en el cambio de isotipo como condición sine qua non en un proceso de actualización de identificación, el caso de la Royal Dutch Shell, una empresa de hidrocarburos anglo-neerlandesa que tiene intereses en los sectores petrolífero y del gas natural, así como del refinado de gasolinas y es considerada una de las cuatro más grandes transnacionales petroleras del mundo; sin embargo, a pesar de tener casi 130 años en el mercado, continúa mostrando como logotipo el mejillón que pasó a ser una concha y posteriormente una almeja. Salvo pequeños retoques, cualquier consumidor en el mundo identifica su logotipo en todo este tiempo y no se puede negar que es una empresa con valor.

Otro caso que quizá podría citarse como de una gran transformación de isotipo es el de la Empresa Colombiana de Petróleo (CORPETROL), empresa estatal que se despojó del tunjo[4] cambiándolo por una iguana, símbolo de la abundancia y la fertilidad, pero además símbolo de la ciudad del Distrito Especial, Portuario, Industrial, Turístico y Biodiverso de Barrancabermeja, sede también de la refinería más grande de Colombia, propiedad de Ecopetrol, donde se refinan 252 mil barriles diarios de petróleo, convirtiéndola en uno de los municipios más ricos del país. Un cambio de imagen que, como es fácil observar no fue un salto al vacío, pobre, sin significado telúrico, tal cual se pretende imponer en Petroperú.

El nuevo diseño lanzado por Ecopetrol se dio casi en simultáneo con su proceso de privatización con venta de acciones al público. De acuerdo con el Ranking MERCO[5], Ecopetrol ocupa en Colombia el puesto N°9 en Responsabilidad y Gobierno Corporativo (Petroperú el N°62 en Perú), y el N°5 entre las mejores empresas (Petroperú el N°44 en nuestro país). Hablamos pues de aspectos no solo comerciales de los que está muy lejana nuestra empresa petrolera, para no citar los referidos a logros comerciales y cumplimiento del rol constitucional asignado.


Debemos considerar que la gran mayoría de las empresas poseen un isotipo (popular/vulgarmente llamado logotipo), que es una parte fundamental de su proyecto de diseño de identidad. Un mal uso del isotipo puede causar confusión en la identidad de la imagen corporativa causando una pérdida de credibilidad ante el cliente. Es por eso la seriedad que se le debe dar a un isotipo dentro de cualquier empresa, más aún si es propiedad de todos los peruanos que esperan verse representados en el negocio y a los que no se debe dejar de escuchar.



[1] International System of Typographic Picture Education

[2] https://cbedonrocha.blogspot.com/2005/05/vamos-roger-devuelvenos-nuestro-huacal.html

[3] https://cbedonrocha.blogspot.com/2007/07/el-edificio-de-petroper-un-cono-menos.html

[4] Una pequeña figura antropomorfa o zoomorfa elaborada por los muiscas como parte de su arte. Los tunjos estaban hechos de oro o tumbaga; una aleación de oro, plata y cobre. Los muiscas usaron sus tunjos en muchos casos en su religión y estas pequeñas figuras de ofrendas se han encontrado en varios lugares del Altiplano Cundiboyacense, Colombia.

[5] Merco (Monitor Empresarial de Reputación Corporativa) es ya uno de los monitores de referencia en el mundo. Se trata de un instrumento de evaluación reputacional lanzado en el año 2000, basado en una metodología multistakeholder compuesta por seis evaluaciones y veinticinco fuentes de información.


JORNADA DE TRABAJO

Me place presentar el siguiente post elaborado por el Dr. Juan Manuel Del Aguila Tafur, muy a tono con los aspectos de actualidad que rodean el tema de la fijación de sueldos y sus componentes


1.        ¿Qué es trabajo para el trabajador y el empleador? Vayamos a lo más simple. Trabajo es la actividad que realiza el trabajador para producir bienes o servicios, con valor económico, para el empleador.

2.         Precisamente, para desarrollar esta actividad “trabajo” el trabajador gasta sus energías: la somática, la psíquica y la espiritual. Estas tres energías nunca están separadas, siempre forman conjunto indisoluble, que se conoce como energía humana.

3.      Por otra parte, se debe tener en cuenta que el hombre es un ser existencial. Existe delimitado por el tiempo. Todo cuanto al trabajo, en relación de dependencia (para un empleador) se refiere, es medido por tiempos. Cuando aquí tratamos de jornada de trabajo, nos estaremos refiriendo a la jornada de trabajo en relación de dependencia.  

4.     ¿Qué es una jornada? Una jornada es el tiempo de 24 horas. La jornada de trabajo históricamente ha variado, en función de la luz solar. Al comienzo la jornada de trabajo estaba sujeta a la libre contratación entre empleador y trabajador. Así era de 6.00 de la mañana hasta las 6.00 de la tarde (12 horas). Actualmente, la jornada de trabajo ha sido intervenida por el Estado. El Estado es quien regula la duración máxima de la jornada de trabajo precisando que es de 8.00 horas. Sin embargo esta jornada de trabajo tiende a reducirse, principalmente, por razones sociales.

5.         Decimos que el hombre es un “ser” somatopsicoespiritual (cuerpo-psique-espíritu). Este “ser” está a disposición del empleador durante la jornada de trabajo. No hace otra cosa que estar en función del trabajo. Por consiguiente, la jornada de trabajo empieza cuando el hombre sale de su vivienda para ir al centro de trabajo, continua durante el trabajo y concluye al llegar de regreso a su vivienda. Graficando se puede decir que la jornada de trabajo es una línea irregular de tres segmentos: un primer segmento, desde la vivienda hasta llegar al segmento centro de trabajo (a-b); segundo segmento, centro de trabajo (b-c); y, el tercer segmento, desde el centro de trabajo, de regreso, hasta la vivienda del trabajador (c-d). Se tiene en cuenta, también, que durante la ida al centro de trabajo, el trabajador no puede hacer nada mas (si dormita, lee periódico, escucha radio, habla por teléfono, etc., es secundario). Lo mismo ocurre al regreso (si se desvía de su ruta, también es secundario, pero ese tiempo no se toma en cuenta dentro de la jornada). El trabajador está presente, en función del trabajo, en estos tres segmentos de la jornada. Su quehacer está circundado por el tiempo-trabajo.

6.       El primer segmento se conoce como “jornada de trabajo in itinere de ida”. El segundo segmento se conoce como “jornada de trabajo in situ”. El tercer segmento se conoce como “jornada de trabajo in itinere de regreso”. El desplazamiento para el primer y tercer segmento puede hacerse caminando a pie o en algún medio de transporte. El tiempo puede variar. Pero suponiendo que el viaje de ida y de regreso demore 1 hora cada uno, tendremos 2 horas de jornada in itinere, que sumados a las 8 horas de jornada de trabajo in situ nos da una jornada de trabajo total de 10 horas.

7.         El empleador paga al trabajador, por el trabajo que realiza, una compensación, que es el salario o remuneración, que le permitirá seguir viviendo socialmente (en familia). El salario o compensación es por la jornada total, por los tres segmentos. Por cierto que en cada segmento de la jornada total el trabajador gasta diversas cantidades de energía humana.

Por la mayor cantidad de energía humana que el trabajador gasta en la jornada in situ debe recibir mayor salario que por los segmentos de jornada de trabajo in itinere. Pero, por razones prácticas en la cuantificación del salario se menciona el que corresponde a la jornada in situ.

8.      Por otra parte, si el trabajador incurre en gastos de transporte (pasaje de bus, metro, tranvía, avión, etc.), en las jornadas primera y tercera, el empleador debe asumirlos o reembolsarlo.

9.        En cuanto se refiere a los accidentes de trabajo, consecuentemente, se debe tener en cuenta que los accidentes de trabajo durante la jornada deben ser asumidos por el empleador. Tanto del daño emergente cuanto del lucro cesante. Es decir, tanto en el segmento de la “jornada de trabajo in itinere de ida” cuanto de la “jornada de trabajo in itinere de vuelta”, asi como de la “jornada de trabajo in situ”. Como el empleador para resarcirse de estos daños contingentes contrata un seguro debe cuidar que en la póliza se consigne, con precisión, los siniestros que cubre en los tres segmentos de la jornada de trabajo.

10.      Se hace necesario, para dejar las cosas en claro, que siempre se celebre el contrato de trabajo por escrito. En este contrato se debe precisar los temas (a) de la jornada de trabajo, en sus tres segmentos, (b) la remuneración por la jornada de trabajo, (c) el reembolso o asumpción, por parte del empleador, del transporte por los segmentos de jornada in itinere; y (d) el tema de los accidentes de trabajo durante la jornada de trabajo en sus tres segmentos.

 

Juan Manuel del Aguila Tafur.
Lima 22 diciembre 2020.