domingo, 26 de febrero de 2012

Y el Fondo ¿Tocó fondo?

La reciente modificación de bandas de precios de los hidrocarburos que reducen o eliminan los subsidios a los combustibles y trasladan el impacto del alza de precios a los consumidores es, al parecer, el fin del mal llamado Fondo de Estabilización de Precios de los Hidrocarburos (FEPHC), por el cual se ha acabado en nuestro país (a mi entender anticonstitucionalmente), con la obligación de promover y defender la libre competencia, así como con el sistema de precios de mercado determinado por la oferta y la demanda conforme ordena la Ley Orgánica de Hidrocarburos.
El sistema alternativo ensayado por el Perú para supuestamente atenuar el alza de precios de los hidrocarburos ha demostrado su inefectividad ante semejante desafió y ratificado su carácter ciego por el cual ha establecido subsidios encubiertos a quienes no lo necesitan y sin haber evitado el impacto negativo en la economía.
Veamos sino como, habiendo desembolsado por subsidios sólo en el año 2011 un total de 2,478.7 millones de Nuevos Soles (919.4 millones de USD), la inflación interna en Lima ha alcanzado 4.74% mientras la meta señalada por el Banco Central de Reserva del Perú para mantener la estabilidad macroeconómica es no más de 2%.
Pero veamos también quienes ganan en este río revuelto originado por el FEPHC que continúa confundiendo a los políticos (luego de casi 8 años de vigencia), mezclando anti técnicamente conceptos de volatilidad temporal con tendencia histórica o secular, habiendo llegado a establecer subsidios a los productores e importadores, ilegalmente concedidos y con discrecionalidad humana para fijar sus montos. Recordemos que se ha subsidiado las gasolinas de 98 y 95 octanos y se continúa subsidiando parte del consumo de petróleos residuales.
Sólo en los siete meses del nuevo gobierno presidido por el Cmdt. Ollanta Humala (sin que creo haya sido su objetivo), el precio ex Planta Callao (aquel con el cual compran las estaciones de servicio y consumidores directos), se ha incrementado a pesar de los subsidios en 11.2% en el caso del Petróleo Diesel S50. En los casos de combustibles usados mayoritariamente en provincias, la gasolina 84 ha subido 6.9%, y el Diesel B5 un 13.0%. Todo esto sin que haya mediado ninguna explicación de por medio y con un fisco sediento de seguir chupando nuestros bolsillos pues cada vez que suben los precios de las refinerías, suben también los impuestos que están relacionados con ellos como el insostenible impuesto selectivo al consumo, el impuesto al rodaje que grava con 8% el precio de las gasolinas y el IGV de 18%.
Durante lo que va del presente gobierno se han excluido de los subsidios casi todos los combustibles. El subsidio al Diesel se ha reducido hasta casi desaparecer en 97.7% en el Diesel B5 (Lima) * y 94.1% (provincias). Apenas el GLP mantiene un subsidio, aunque reducido en 46.3%.
Mientras los consumidores nos sacrificamos para llegar, aunque sin brújula, a precios de mercado la intervención estatal en el mercado se ha concentrado en recibir más tributos. Hoy en día, por ejemplo, cuando usted llega a una estación de servicio semanalmente en Lima para comprar 10 Glns de gasolina 90 el fisco se lleva 38.70 Nuevos Soles (27.5% del precio en grifo), entre impuesto al rodaje, impuesto selectivo al consumo e IGV descontado el subsidio. Si por otro lado usted conduce una combi deberá pagar en Lima 3.10 Nuevos Soles por cada Galón promedio consumido de Diesel B% S-50 (22% del precio).
Yo encuentro un doble discurso cuando se echa la culpa a los precios internacionales del petróleo crudo (lo cual es erróneo), pero no se dice que cada vez pagamos más y más impuestos en los combustibles. Igual que cuando se echa la culpa a los subsidios pues es más lo que tributamos que lo que se subsidia a las refinerías. Así por ejemplo, el fisco subsidia el balón de 10 Kgs de GLP con 3.60 pero cobra 5.44 Nuevos Soles de IGV. O concede 0.41 por Galón de gasohol 90 pero recibe un total de 4.28 Nuevos Soles por galón de impuestos. Y, en un extremo, subsidia con 0.03 el Diesel B5 mayoritariamente consumido en provincias, pero aplica tributos por 3.30 Nuevos Soles por Galón.
Consecuencias de nuestra desconfianza en los mecanismos de mercado que, con todas las imperfecciones que puedan atribuírsele es mucho mejor que dejar la fijación de precios a decisiones burocráticas no siempre acertadas y que no persiguen ningún objetivo de inclusión. Sustituir la competencia entre productores para que ociosamente esperen la cobranza de sus subsidios no es, ni de lejos, promover la libre competencia como ordena la Constitución.
* Originalmente, por error tipográfico apareció como provincias, debiendo ser Lima

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