martes, 13 de septiembre de 2011

GLP en Estaciones de Paraguay, si hay

El Decreto N°6.461/05 del 07-10-2005 dado por el Presidente de la República del Paraguay es quizá el único documento que tenemos a la vista sobre autorización de venta (carga) de GLP (Propano/Butano) en cilindros en Estaciones de Servicios; es más, se señala que es el único país del mundo en que se da esta modalidad.
No falta sin embargo quienes se refieren al caso de algunos Estados de USA en los que se implementó esta práctica, para decir que eso debería permitirse sin mayores reparos. Pero debe considerarse que no es una práctica común y que se da al no existir plantas de envasado de balones pues el GLP se consume a granel. Además la recarga se realiza dentro de normas muy exigentes para su uso en parrillas ubicadas en la intemperie o en casas rodantes o yates. Los cilindros además son inspeccionados y recalificados y deben ser almacenados en exteriores, cosas que no se dan en nuestro país. Adicionalmente desde el año 1999 todos los cilindros en USA deben contar con un OPD (Over Filling Prevention), pues de lo contrario no serán recargados.
Hay que tener en cuenta que la recarga en Paraguay tuvo muchos opositores y que está sujeta a una reglamentación bastante seria que exige:
1. Instalar módulos de carga diseñados para soportar “situaciones accidentales” y que cuentan con un sistema integrado de extracción de gases y sistema eléctrico anti explosión.
2. Disponer de un área exclusiva para carga de balones diseñada para proteger al grifero de la circulación de vehículos.
3. Sólo se cargan balones de 10 y 13 Kgs y a consumidores finales en un máximo de 3 por persona, única y exclusivamente en los gasocentros que operen bajo el emblema y responsabilidad de una empresa envasadora de GLP. No como en nuestro país en que pueden adquirir directamente el GLP de las plantas de ventas con prescindencia de la supervisión de una envasadora.
4. La carga no está permitida en gasocentros ubicados a inmediaciones de centros de enseñanza, edificios, oficinas públicas, iglesias, arsenales, centros de asistencia sanitaria, estadios y áreas comerciales que congreguen a más de cien personas como centros de compra, restaurantes, cines, hoteles o cualquier otro lugar con alta concentración de personas.
5. El gasocentro debe contar con un parque mínimo de 20 balones que serán proporcionados por la empresa envasadora responsable que provee el GLP a granel. Aquí funciona el canje de balones sin piratería y sería quizá oportunidad para introducir balones nuevos y porque no, de material plástico para transparentar su contenido.
6. Está prohibido transportar balones en vehículos de transporte público de pasajeros. Aquí de seguro se subirían a nuestras combis atiborradas de pasajeros porque “al fondo hay sitio”.
Todo esto a raíz que, en la búsqueda de opciones para bajar el precio del GLP envasado, las autoridades entiendo están evaluando la posibilidad de autorizar la carga de balones en gasocentros; quizá por excepción mediante un Decreto de Urgencia a los que ya nos tienen acostumbrados. Quizá se sientan atraídos por que el precio en gasocentros del GLP Automotor (que es el mismo Propano/Butano de uso doméstico), es más barato que el que se paga en nuestros hogares por el producto envasado. Otros argumentos que se suelen utilizar son que el consumidor de menores recursos no tendría porque, necesariamente, tener que comprar 10 Kgs si pueden hacerlo en cantidades menores, que se generaría mayor competencia y que los precios bajarían.
Aquí la experiencia peruana nos dice que en Lima el GLP inició su comercialización en gasocentros con los mismos precios que el producto envasado, a pesar de no tener las obligaciones de adquisición y mantenimiento de balones pero en línea con la necesidad de recuperar inversiones en tiempos inciertos y sin apoyo estatal. Posteriormente el precio equivalente de 10 Kgs en los gasocentros se ha ido tornando cada vez más “barato” frente al envasado hasta ubicarse en agosto 2011 con un 18.7% menos; 6.66 Nuevos Soles.
Se requiere sin embargo de una solución no apresurada que tome en cuenta las ventajas y desventajas de la operación. Nuestro país cuenta con una enorme red de gasocentros de GLP que bien podrían evaluar la posibilidad de invertir en módulos de carga y adecuarse a una reglamentación que tendría que ser muy exigente y que tiene como antecedente la paraguaya y debería considerar el elevado grado de informalidad en cuanto al cumplimiento de normas de seguridad que es pan de cada día, a la inexistencia de una Ley de reposición de balones, a que lógicamente el precio resultante para recarga de balones no tendría el mismo precio del de granel sino mayor, a la necesidad de proveer balones de preferencia nuevos y a la necesaria incorporación de la cobertura de una envasadora de solvencia como paraguas del gasocentro, actualmente en muchos casos inexistente.
Lo que sí es seguro es que no llegaríamos a los 12 Nuevos Soles por balón.


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