No faltan por estas fechas los
resúmenes de lo bueno, lo malo y lo feo efectuado durante el año próximo a
vencer; como si ésta fuera una catarsis resultante en augurio de mejores
tiempos; como si el sólo mencionar cuales fueron nuestros errores sirviera para
no volver a cometerlos en adelante.
Estos resúmenes, lamentablemente,
no son cosa común entre los políticos y más bien son encargados mayoritariamente
a los periodistas, los que aplican cuestionarios a algunos de los más
representativos comentaristas.
Ha sido un año duro para los
comentaristas a los que, sin ningún escrúpulo los gobernantes peruanos han
metido en un mismo saco llamándolos “opinólogos”, con un inocultable sentido
peyorativo y sin ninguna posibilidad de mea culpa, como si el poder político
temporal les diera a la vez infalibilidad pontificia.
Aunque la opinología no es una
palabra que aparezca en el Diccionario de la Real Academia Española, el
Presidente Ollanta Humala, ha incorporado esta definición para calificar a los
críticos de su gestión cuando declaró “Acá
todos son opinólogos”o “Hay opinólogos que piensan que hay un
cogobierno, lo cual niego de canto”. Igual pensamiento han tenido
otros de sus Ministros como el ex Ministro del Interior, Wilver Calle o el Ministro
del Interior Wilfredo Pedraza.
Cabe mencionar, por si lo han
olvidado, que la Constitución garantiza a todos los peruanos, dentro de los
derechos fundamentales de la persona, el derecho de opinión, señalando que
nadie puede ser discriminado por motivo de opinión. Indica igualmente que no
hay delito de opinión y que existe libertad de opinión sin previa autorización,
censura ni impedimento alguno.
En editorial, la Sociedad
Nacional de Minería y Petróleo, comentó (21-09-2012) que “el problema no son los "opinólogos", como irónicamente ha
llamado el Presidente a los que cumpliendo su papel advierten los errores, sino
la persistencia de los políticos de no percatarse de que están actuando mal”.
Voy a trasladar esta vez la
calificación del sector Energía peruano a los “opinólogos” del Instituto Fraser en su “Global Petroleum Survey 2012” [1] publicado
en junio del presente año. Señala el Instituto que el Perú ocupó la posición 94
sobre un total de 147 países encuestados en lo referente al atractivo para invertir
tanto en upstream como en downstream en el mundo. Han sido 623 los “opinólogos” encuestados que representan
a 529 compañías que cubren más del 50% del presupuesto en exploración y
desarrollo petrolero mundial. Por supuesto que este resultado del año 2012 no
ha sido destacado oficialmente en nuestro medio, como si lo fue el del 2011
cuando mejoramos nuestra posición al pasar de la 85 sobre 133 países a la 76
sobre 135 países.
Y es que el presente año hemos
descendido 18 posiciones en el ranking mundial; este es un claro retroceso, que
nos ubica en Latinoamérica por debajo de Guyana, Colombia, Trinidad &
Tobago, Brasil, Chile, Guatemala, Uruguay y apenas por encima de economías tan nada
comparables como las de Argentina, Ecuador, Venezuela y Bolivia.
Debido a que la posición sobre
diferente número de países puede prestarse a error de interpretación es que utilizo
como índice la razón posición, dividida entre el número de países, con lo que
los resultados del Perú reflejan más claramente una notable desmejora de la
tendencia favorable desarrollada en los últimos años, retornando a los niveles
del año 2010. Por supuesto que no se ve ninguna señal de que la situación fuera
a cambiar.
Las peores
calificaciones de nuestro país se refieren todas a responsabilidades
gubernamentales que han sido descuidadas y que implican causales para no
invertir en el Perú, como son principalmente la percepción de corrupción de los
funcionarios gubernamentales siguiéndole en orden de importancia las inconsistencias
del sistema legal, la calidad de la data geológica para exploración, la
incertidumbre sobre el tratamiento de las áreas protegidas, la calidad de la infraestructura
o la estabilidad política.
Una anotación más para demostrar
la importancia relegada que le brindamos a la inversión resulta de ver, por
ejemplo, los resultados de nuestra Agencia de Promoción de la Inversión Privada
– ProInversión para el proyecto denominado “Sistema
de Abastecimiento de GLP para Lima y Callao" como iniciativa del
Ministerio de Energía y Minas (agosto 2010), sin soporte técnico económico, aprobada
con Resolución Suprema del 09-09-2010 y que ya lleva todo un Record Guinnes con
22 (veintidós), circulares de modificación de cronograma más 1 “reprogramación de actividades” (casi una
mensual) y 4 modificaciones de bases. Mayor error de apreciación no se ha visto;
peor aún, señalan actualmente en su página Web como justificación nada más
falsa que “se está a la espera de la definición de Petroperú para asegurar un
contrato de transporte de GLP desde Pisco hasta Conchán por un volumen mínimo
de 1,000 ton/día. Asimismo se deberá tener un acuerdo con el Consorcio de
Camisea en referencia al volumen y precio del GLP en Pisco. Se prevé adjudicar
la concesión en el primer trimestre del 2013”.
¿Qué tal si junto con el año viejo a quemar, incorporamos
en la hoguera proyectos tan descalificados para nuestra imagen mundial de aliento
a las inversiones como éste?
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