La reciente baja de precios determinada por el Gobierno a través de la reducción del factor de aporte de las gasolinas al Fondo de Estabilización de Precios de los Hidrocarburos con fecha efectiva 29-12-11 trajo consigo nuevamente la vieja preocupación de la velocidad con la que las Estaciones de Servicio trasladan al consumidor estas reducciones. Resulta lógico que no se puedan ejecutar de inmediato pues de seguro el punto de venta aún cuenta con stocks adquiridos anteriormente a precios mayores que los que, de improviso, de la noche a la mañana, se ve perjudicado.
Cuestión sin embargo de un manejo adecuado de reposiciones de inventario, sobre todo en épocas en que no se sabe cuál será el comportamiento futuro de los precios que decidirá el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y otros organismos involucrados en la intervención del mercado peruano. En este reciente caso debe señalarse que los conductores de las estaciones habían sido ya advertidos, con 4 días de anticipación por el Ministro del MEF que se producirían bajas de precio, condición más que suficiente para advertir que no se hagan de grandes inventarios.
Tengamos en cuenta que la baja de precios significa como beneficio inmediato para el conductor de la Estación de Servicios el ver reducida su necesidad de capital de trabajo. Sin embargo, desde el punto de vista contable significará una merma en el valor de sus inventarios bajo el supuesto de mantener volúmenes similares de stock. Empezar el año con inventarios valorizados a mayor precio y luego valorizarlos a un precio menor significa pérdida. Y ésta a su vez implica menor pago de impuesto a las utilidades. Y viceversa cuando se da el caso contrario. En el caso que nos ocupa, por el contrario, el precio ex planta PETROPERU al 01-01-12 se ha incrementado en 5.7% con relación al 01-01-11.
Todo a esto para referirme a mi caso particular como consumidor, que puede ser similar al de muchos otros sufridos consumidores.
Hacen varios años en los que acostumbro rellenar el tanque del auto Yaris de mi esposa una vez por semana en el grifo San Ignacio, de Chorrillos. Los griferos han comoditizado la gasolina 90 (ya no recuerdo que marca de gasohol 90 vende pues ha pasado por varias marcas) y en esas circunstancias lo que buscamos es precio y cercanía a nuestro domicilio o lugar de trabajo, y si hay una pequeña promoción mejor todavía. Además si comprobamos que hay un compromiso con los clientes para transferir las bajas de precios pues incrementamos nuestra fidelidad.
Sin embargo mi fidelidad fue puesta a prueba tras la última baja de precios del 29-12-11 que fue muy significativa, pues el precio ex planta de PETROPERU cayó 4.7%, es decir 0.57 Nuevos Soles por Galón.
Mi sorpresa fue mayúscula cuando pasaban los días y el precio de mi grifo de confianza no bajaba. Creo y defiendo la libre competencia pero también creo en los derechos del consumidor y uno de ellos era dejar de comprar en dicho punto de venta por el maltrato que recibía. Por eso migré a la estación Anegada, de San Isidro en donde el mismo producto se vendía a 0.77 S/Gln más barato que en mi anterior grifo amigo que no bajaba su precio. Creo que muchos hicieron algo parecido pues a todas luces parecía que la tendencia de los puntos de venta era la de no aplicar la baja de precio en sus establecimientos. Tuvieron que pasar 6 (seis) días para que “mi grifo” bajara de precio, período inusual, abusivo si se quiere, teniendo en cuenta que por esta resistencia a la baja su margen bruto de grifero había subido de 0.92 a 1.49 S/Gln, 62.0% de aumento. Y todo sin ninguna explicación, cuando el 77.9% de grifos en Lima ya había bajado de precio.
No he efectuado cálculos de este tipo en otras oportunidades; pero me parece exagerado que pasados dos días de una baja de precios muy importante, menos del 18% de los puntos de venta hubieran trasladado ésta a sus clientes. Peor aún, todavía hoy, pasados 8 días existe un 16.4% que no bajan. ¿Falta de inteligencia comercial acaso?
Estas situaciones no deberían pasar desapercibidas por el consumidor. Debemos tomar debida nota de aquellos proveedores que no se identifican con sus consumidores y anteponen el lucro al servicio. De seguro que sus volúmenes de ventas bajarían como castigo del propio mercado si los consumidores cambiáramos de preferencias e hiciéramos uso de nuestra libre decisión de compra. Por lo pronto yo cambié de proveedor.
Aún hoy, existen puntos de venta que mantienen precios para la Gasohol 90 superiores a otros de la misma cadena en 1.37 S/Gln y en distritos como San Isidro y Surco; como se diría en la épocas anteriores ¡Que lisura; más de un Sol de diferencia!
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