lunes, 5 de febrero de 2007

El balón comunista para el GLP

Cuando pensábamos que por fin la sensatez y el sentido común imperaban en la promoción de inversiones para sostener el crecimiento de la comercialización de GLP, vuelve a ponerse en discusión en nuestro país el asunto del parque común de balones de GLP.

En un mercado que ha crecido un sorprendente 10.3 % el año 2006 preocupa seriamente que, cual muñeca vudú, unas pocas envasadoras que no representan ni el 5% de las operaciones quieran resucitar el parque común, universal o comunitario (comunista lo llamo yo), de balones de GLP.

El parque común significa que el responsable del balón aparece pintado con marca y color, y/o en la boleta de compra en cada ocasión que se carga el mismo. Si bien es cierto disminuye los requerimientos de inversión de las envasadoras, tiene la desventaja de que no responsabiliza al envasador respecto de toda la vida útil del envase que incorporó al mercado. No se estimula el óptimo mantenimiento en el parque de envases y, en caso de siniestro, no hay certezas en la asignación de responsabilidades. Si explota un balón es muy difícil saber por la etiqueta (que obviamente no va a sobrevivir al siniestro), de quien es la responsabilidad por la mala calidad en el mantenimiento del mismo. Como los balones son de todos no existe ningún incentivo para la inversión en balones.

De esta manera, el parque común requiere para funcionar que se cree algún fondo de reposición, pues las envasadoras no van a invertir, sino tienen junto con la propiedad del balón los derechos que le confiere la misma, el principal de los cuales es lógicamente que otra envasadora, lo utilice para poner su color y marca sin haber invertido un céntimo. No hay otra forma que funcione. Y ojo que se requieren balones no sólo para reponer sino para cubrir las necesidades de crecimiento del mercado.

Y bueno ¿Quién paga el fondo para reponer balones?

Pues el consumidor. Si antes la inversión era hecha por la envasadora, en el parque común debe ser el mismo consumidor el que compre su propio balón. En el sistema actual, no es necesario que el usuario compre su balón pues lo puede tener a precios mucho menores o a título de préstamo gratis de las envasadoras que compiten por su preferencia. De aquí surgen teorías complejas para echar a andar el fondo de reposición sobre cuanto cobrar al consumidor en cada carga, como deben desembolsar los aportes las envasadoras, quien administra los fondos, quien compra los balones, a quien y con que sistema se compra, quien los retira del mercado, etc. Todo esto que hasta ahora es efectuado por privados en competencia se sugiere ahora que sea función del OSINERGMIN, del Ministerio de Energía y Minas, de la Defensoría del Pueblo, de las asociaciones de consumidores, etc., atentando contra la libertad de empresa


¿Y el mantenimiento?

En el parque común no existe el mantenimiento de cilindros de parte de las envasadoras. Se trata de deshacerse del balón lo antes posible. Ninguna envasadora se sentirá obligada a dar mantenimiento a un balón que no es de su propiedad, que no pone en riesgo su imagen y que más bien hay que hacer que se deteriore lo más rápidamente posible para que el Fondo lo reponga, a costillas del consumidor.

Para solucionar este problema entonces se sugiere (increíble), que el OSINERGMIN o empresas autorizadas por él se encarguen del mantenimiento universal. Pero ¿y cómo lo hace? Pues con dinero del consumidor que a través del mismo Fondo hará el mantenimiento.
Y para evitarse la inversión no contentas con proponer el fondo de reposición, además, estas pequeñas envasadoras proponen que los balones adquiridos por otras envasadoras que si han invertido en el negocio sean expropiados. Otra cosa no es sino hacer parque común con la inversión de otros. Saben que la propuesta es anticonstitucional pero insisten en la propuesta sólo por dilatar la real solución de sus problemas que es la incapacidad de inversión.


En la campaña de confusión no ha bastado con que asusten al ama de casa diciéndole que les van a quitar los balones de su propiedad; otra de estas envasadoras advierte a través de panfletos que el Ministerio de Energía y Minas les va a “expropiar” sus balones a las amas de casa y que las transnacionales quieren que desaparezcan del mercado para subir los precios. ¿Tan “caídos del palto” nos creen?

Y lo que es peor, atentan increíblemente contra su propio negocio y contra la tranquilidad de sus clientes al mentir deliberadamente sobre la calidad de los balones en el mercado. Dicen que tienen 40 años y la verdad es que 2/3 del parque tiene menos de 13 años de uso y que han sido adquiridos por la iniciativa privada. Proclaman que el parque es heterogéneo cuando no hay nada más homogéneo pues se cuenta con una Norma Técnica de Fabricación aprobada por el INDECOPI. Alarman con irresponsabilidad diciendo que nuestro parque de cilindros “es uno de los más inseguros de América” y que “el 80% de los balones de gas que están en el mercado presentan defectos de fabricación y son peligrosos”. Y esta mentira se la ponen por escrito hasta al Presidente del Consejo de Ministros.

En el mundo del GLP existen dos grandes sistemas para abordar la seguridad de los balones. Uno es el que antes hemos comentado y que fue el vigente en nuestro país hasta el año 1993 con nefastos resultados y el otro es el de identificación marcaria en el envase (en alto relieve y en las dos caras opuestas). El sistema marcario señala claramente al responsable durante toda la vida útil del balón. Tiene como atributo favorable el asignar inequívocamente las responsabilidades del envasador en caso de siniestros. De esta manera las empresas responsables pueden implementar políticas de calidad y seguridad, asociando su imagen de marca al estado y presentación del envase que introdujeron al mercado, diferenciándose de las que compiten únicamente por precio, tendiendo a transformar el GLP de un “commodity” en un servicio de alta calidad. Incentiva la inversión en renovación y mantenimiento de envases. Adicionalmente permite el cambio de proveedor a través de los centros de canje (en el parque común no existen los centros de canje pues no es necesario canjear cilindros entre propietarios).

En Colombia (Comisión de Regulación de Energía y Gas - CREG), se auditó el año 2005 el sistema de parque comunitario encontrándose que el 79.24% de los envases no estaban en condiciones de servicio, presentando un alto riesgo para la población. La CREG señala que entre las ventajas del sistema marcario se encuentran la facilidad de identificación para el usuario, el fácil control de la calidad y seguridad, la mejora de la competencia por la calidad del servicio, el ingreso de nuevos agentes al mercado con identificación propia y el incentivo a la formalización del sector al no existir la venta indiscriminada de cilindros sin identificación del prestador del servicio (Reposición y Mantenimiento de Cilindros y Tanques Estacionarios – Abril 2002). En Brasil, luego e utilizar inicialmente el sistema de parque comunitario se volvió al sistema de aseguramiento de la responsabilidad por medio de la marca por la gran cantidad de siniestros derivados del progresivo deterioro de los envases.

Estamos seguros que la experiencia internacional y los argumentos técnicos mundiales tendrán en nuestro país primacía sobre el bochinche y la amenaza destemplada, garantizándose un no retorno al pasado.




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