La Junta de Accionistas de Petroperú, aquella que nos representa a todos los peruanos propietarios de la empresa petrolera estatal, y que preside el Ministro de Energía y Minas Arq. Juan Valdivia, designó el 23 de agosto pasado al nuevo Directorio de Petroperú S.A. Este Directorio es presidido a su vez por el Ing. César Gutiérrez Peña.
El gobierno de Alejandro Toledo (que deberá cargar con el pasivo de su manejo personalista de la primera empresa estatal peruana y que tanto daño le hizo), designó seis Presidentes de Directorio en sus 60 meses de vigencia (un promedio desalmado de uno cada 10 meses), de los cuales sólo el primero había tenido experiencia en su manejo administrativo (posteriormente fue denunciado por la Contraloría General de la República por haber cedido a la presión presidencial de Toledo para que destine más de cinco millones de nuevos soles en remodelar Palacio de Gobierno, incluidas las compras de alfombras, equipos de aire acondicionado y equipamiento del gimnasio, decoraciones y jardines. Fue cambiado en abril del 2002 con ocho meses de gestión). Los otros cinco fueron ajenos a la problemática de la industria petrolera, sin experiencia en tan delicado asunto estatal y desconocidos por la opinión pública. Fueron fáciles presas de la tentación burocrática vigente en la empresa, enviaron a sus mejores cuadros a sus casas y los reemplazaron por improvisados, creando además la cultura del miedo y el dejar hacer, dejar pasar que aún ahora impera entre los más antiguos sobrevivientes de la razia.
Presidentes contratados por el FONAFE para desempeñar el cargo de Presidente y designados por este Fondo, finalmente abjuraban de su patrono para buscar, quizá con buenos propósitos pero sin experiencia y con pésima asesoría interna, lo que creían era lo mejor para la Empresa llenándola de propuestas jaladas de los cabellos como comprar buques y camiones tanque o tirando abajo su imagen empresarial y cambiando hasta lo más esencial de su origen como lo es el huacal y la piedra de los doce ángulos de su isotipo.
O llevándola a participar en una red de estaciones de servicio que no le aportan absolutamente nada y a la que no puede atender como lo exige este tipo de negocios en los que cadenas tan importantes como las de Texaco, Shell y Mobil han tenido que abandonar el mercado. Igualmente olvidándose del mercado del GLP que era señalado en voz alta como una buena oportunidad de negocio y en la que ahora no pueden atender a sus propios clientes privándolos del crecimiento importante del mercado. O manteniendo la injusta política de precios que castiga a los pobladores de la amazonía y de los más remotos lugares o incrementando tanto el precio del Kerosene para que hoy el consumo de combustibles sólidos haya crecido en forma alarmante. E igualmente manteniendo una elevada exportación de gasolinas en lugar de promover su venta en el mercado interno de mayor beneficio. Estas son sólo algunas de las labores comerciales que le corresponden a una empresa estatal y no otras.
Buscaron en algunos casos el lobby legislativo para rodearse de caparazones sacando a relucir el cuco de la “competencia”, sin aportar nada al crecimiento, sin inversiones en su potenciación y sin un horizonte claro, sin planeamiento ni siquiera un pronóstico de ventas de largo alcance ni un balance volumétrico ni siquiera un modesto FODA bien hecho y mucho menos un Balance Store Card. Continuaron con la vieja tesis de ser los más grandes aportantes a los recursos tributarios del Estado y que eso significaba ser la primera empresa mientras que por otro lado iban perdiendo presencia en las bocas de salida, empeñados en una indefinición de su verdadero rol y en la no comprensión tampoco que la integración vertical no significa sólo hacerlo todo por si mismo sino tendiendo puentes y gestando alianzas. De esa manera sólo podrían acercársele interesados en los negocitos pero no empresas serias y de trascendencia.
A pesar de todo, quienes en algún momento tuvimos el honor de pasar por Petroperú, mantenemos la esperanza que las cosas puedan cambiar porque Dios es peruano y bien peruano. César Gutiérrez no es ningún ajeno a los temas de energía y tiene una bien ganada imagen de conocimiento técnico así como facilidad de comunicador y dialogante. Ha estado presente en muchas ocasiones, tratando de imponer ponderación y buen juicio cuando las calenturas políticas tenían sesgos populistas. Conociéndolo, entiendo que su aceptación para presidir PETROPERU es una entrega meritoria por los intereses del país y porque impere la cordura y las buenas prácticas comerciales. El encargo recibido está en el orden de hacer de PETROPERU una empresa de primer nivel, potenciándola y poniéndola al servicio de todos los peruanos. Tarea difícil, sobre todo si continúa con los mismos cuadros administrativos que la retacearon, la privatizaron, la adormecieron y la solapearon y si no ataca frontalmente todas sus taras. La tarea es ardua y urgente.
Es de esperar pues que la imagen de César Gutiérrez tenga el efecto paraguas que necesita PETROPERU. Por lo pronto, muchos ven como yo confianza en su gestión y no dejan de llegar las denuncias sobre todo lo malo que se hizo y sugerencias para superar los problemas. Bonificado con su amistad y su reiterada confianza no dejaré de señalar desaciertos y aplaudir éxitos como nos corresponde a todos.
El gobierno de Alejandro Toledo (que deberá cargar con el pasivo de su manejo personalista de la primera empresa estatal peruana y que tanto daño le hizo), designó seis Presidentes de Directorio en sus 60 meses de vigencia (un promedio desalmado de uno cada 10 meses), de los cuales sólo el primero había tenido experiencia en su manejo administrativo (posteriormente fue denunciado por la Contraloría General de la República por haber cedido a la presión presidencial de Toledo para que destine más de cinco millones de nuevos soles en remodelar Palacio de Gobierno, incluidas las compras de alfombras, equipos de aire acondicionado y equipamiento del gimnasio, decoraciones y jardines. Fue cambiado en abril del 2002 con ocho meses de gestión). Los otros cinco fueron ajenos a la problemática de la industria petrolera, sin experiencia en tan delicado asunto estatal y desconocidos por la opinión pública. Fueron fáciles presas de la tentación burocrática vigente en la empresa, enviaron a sus mejores cuadros a sus casas y los reemplazaron por improvisados, creando además la cultura del miedo y el dejar hacer, dejar pasar que aún ahora impera entre los más antiguos sobrevivientes de la razia.
Presidentes contratados por el FONAFE para desempeñar el cargo de Presidente y designados por este Fondo, finalmente abjuraban de su patrono para buscar, quizá con buenos propósitos pero sin experiencia y con pésima asesoría interna, lo que creían era lo mejor para la Empresa llenándola de propuestas jaladas de los cabellos como comprar buques y camiones tanque o tirando abajo su imagen empresarial y cambiando hasta lo más esencial de su origen como lo es el huacal y la piedra de los doce ángulos de su isotipo.
O llevándola a participar en una red de estaciones de servicio que no le aportan absolutamente nada y a la que no puede atender como lo exige este tipo de negocios en los que cadenas tan importantes como las de Texaco, Shell y Mobil han tenido que abandonar el mercado. Igualmente olvidándose del mercado del GLP que era señalado en voz alta como una buena oportunidad de negocio y en la que ahora no pueden atender a sus propios clientes privándolos del crecimiento importante del mercado. O manteniendo la injusta política de precios que castiga a los pobladores de la amazonía y de los más remotos lugares o incrementando tanto el precio del Kerosene para que hoy el consumo de combustibles sólidos haya crecido en forma alarmante. E igualmente manteniendo una elevada exportación de gasolinas en lugar de promover su venta en el mercado interno de mayor beneficio. Estas son sólo algunas de las labores comerciales que le corresponden a una empresa estatal y no otras.
Buscaron en algunos casos el lobby legislativo para rodearse de caparazones sacando a relucir el cuco de la “competencia”, sin aportar nada al crecimiento, sin inversiones en su potenciación y sin un horizonte claro, sin planeamiento ni siquiera un pronóstico de ventas de largo alcance ni un balance volumétrico ni siquiera un modesto FODA bien hecho y mucho menos un Balance Store Card. Continuaron con la vieja tesis de ser los más grandes aportantes a los recursos tributarios del Estado y que eso significaba ser la primera empresa mientras que por otro lado iban perdiendo presencia en las bocas de salida, empeñados en una indefinición de su verdadero rol y en la no comprensión tampoco que la integración vertical no significa sólo hacerlo todo por si mismo sino tendiendo puentes y gestando alianzas. De esa manera sólo podrían acercársele interesados en los negocitos pero no empresas serias y de trascendencia.
A pesar de todo, quienes en algún momento tuvimos el honor de pasar por Petroperú, mantenemos la esperanza que las cosas puedan cambiar porque Dios es peruano y bien peruano. César Gutiérrez no es ningún ajeno a los temas de energía y tiene una bien ganada imagen de conocimiento técnico así como facilidad de comunicador y dialogante. Ha estado presente en muchas ocasiones, tratando de imponer ponderación y buen juicio cuando las calenturas políticas tenían sesgos populistas. Conociéndolo, entiendo que su aceptación para presidir PETROPERU es una entrega meritoria por los intereses del país y porque impere la cordura y las buenas prácticas comerciales. El encargo recibido está en el orden de hacer de PETROPERU una empresa de primer nivel, potenciándola y poniéndola al servicio de todos los peruanos. Tarea difícil, sobre todo si continúa con los mismos cuadros administrativos que la retacearon, la privatizaron, la adormecieron y la solapearon y si no ataca frontalmente todas sus taras. La tarea es ardua y urgente.
Es de esperar pues que la imagen de César Gutiérrez tenga el efecto paraguas que necesita PETROPERU. Por lo pronto, muchos ven como yo confianza en su gestión y no dejan de llegar las denuncias sobre todo lo malo que se hizo y sugerencias para superar los problemas. Bonificado con su amistad y su reiterada confianza no dejaré de señalar desaciertos y aplaudir éxitos como nos corresponde a todos.
Petroperú
Gutiérrez
Bedón