miércoles, 12 de febrero de 2020

De cacería, ¡en el zoológico!


En círculos cercanos a la industria del GLP solíamos decir que «Dios es peruano» cuando se trataba de dar explicación a la baja tasa de accidentes en su manipuleo en el mercado de retail, a pesar del enorme descuido del regulador OSINERGMIN, siempre renuente a cumplir con la fiscalización y limitado a «cazar fieras en el zoológico» como acertadamente señaló un ex gerente general de importante envasadora en un evento público de nuestra ciudad para graficar de esa manera su fiscalización única y exclusiva del comercio formal y el «lavado de manos» en lo correspondiente al sector informal. Considero necesario comentar sobre este tema.
«Es la institución pública que supervisa que las empresas formales eléctricas y de hidrocarburos brinden un servicio permanente, seguro y de calidad, y que las empresas mineras realicen sus actividades de manera segura»[1] señala una presentación oficial del regulador al contestar a la pregunta ¿Qué es Osinergmin? sin señalar la fuente legal ni el cargo del autor de la misma.


En la misma presentación, el funcionario responsable de su elaboración indica que dentro de las funciones en el sector hidrocarburos se encuentra la «lucha contra la informalidad».




La Memoria OSINERGMIN del año 2018, publicada en julio de 2019, señala que su Misión es «Regular, supervisar y fiscalizar los sectores de energía y minería con autonomía, capacidad técnica, reglas claras y predecibles, para que las actividades en estos sectores se desarrollen en condiciones de seguridad y se disponga de un suministro de energía confiable y sostenible»; ni una sola palabra para exonerarse de la fiscalización al comercio informal.



Recientemente, en Nota de Prensa del 23/01/20 titulada «Osinergmin investiga accidente de vehículo cisterna de GLP en Villa El Salvador» señala que «…reiteró su compromiso con la supervisión permanente al comercio formal de hidrocarburos[2]

Ni el espíritu de la legislación, ni la ley 26734 que creó el OSINERG ni las posteriores modificaciones legales que la transformaron en OSINERGMIN han señalado que su función se limite a fiscalizar el sector formal, dejando a la ciudadanía a merced del comercio informal para lo cual se le ha provisto de autonomía completa dentro de la administración pública y enormes recursos económicos para el cumplimiento de su función, que salen de los bolsillos de todos los peruanos. Valdría la pena que la reorganización dispuesta recientemente para el regulador incluya un recordatorio sobre un tema tan importante y que sólo la dirección de OSINERGMIN podría llevar a cabo.





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