En círculos cercanos a la
industria del GLP solíamos decir que «Dios
es peruano» cuando se trataba de dar explicación a la baja tasa de accidentes
en su manipuleo en el mercado de retail, a pesar del enorme descuido del
regulador OSINERGMIN, siempre renuente a cumplir con la fiscalización y
limitado a «cazar fieras en el zoológico»
como acertadamente señaló un ex gerente general de importante envasadora en un
evento público de nuestra ciudad para graficar de esa manera su fiscalización
única y exclusiva del comercio formal y el «lavado de manos» en lo
correspondiente al sector informal. Considero necesario comentar sobre este
tema.
«Es la institución pública que supervisa que las empresas formales eléctricas y de hidrocarburos
brinden un servicio permanente, seguro y de calidad, y que las empresas mineras
realicen sus actividades de manera segura»[1] señala una presentación oficial del
regulador al contestar a la pregunta ¿Qué es Osinergmin? sin señalar la fuente
legal ni el cargo del autor de la misma.
En la misma presentación, el
funcionario responsable de su elaboración indica que dentro de las funciones en
el sector hidrocarburos se encuentra la «lucha
contra la informalidad».
La Memoria OSINERGMIN del año
2018, publicada en julio de 2019, señala que su Misión es «Regular, supervisar y fiscalizar los sectores
de energía y minería con autonomía, capacidad técnica, reglas claras y
predecibles, para que las actividades en estos sectores se desarrollen en
condiciones de seguridad y se disponga de un suministro de energía confiable y
sostenible»; ni una sola palabra para exonerarse de la fiscalización al
comercio informal.
Recientemente,
en Nota de Prensa del 23/01/20 titulada «Osinergmin
investiga accidente de vehículo cisterna de GLP en Villa El Salvador» señala
que «…reiteró su compromiso
con la supervisión permanente al comercio formal
de hidrocarburos.»[2]
Ni el espíritu de la legislación,
ni la ley 26734 que creó el OSINERG ni las posteriores modificaciones legales que
la transformaron en OSINERGMIN han señalado que su función se limite a fiscalizar
el sector formal, dejando a la
ciudadanía a merced del comercio informal para lo cual se le ha provisto de
autonomía completa dentro de la administración pública y enormes recursos
económicos para el cumplimiento de su función, que salen de los bolsillos de
todos los peruanos. Valdría la pena que la reorganización dispuesta recientemente para el regulador incluya un recordatorio sobre un tema tan importante y que sólo la dirección de OSINERGMIN podría llevar a cabo.
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