jueves, 25 de abril de 2013

Por favor alcancémosle la Constitución peruana


Frente al Foro Económico Mundial que se realiza en nuestro país, el Sr. Presidente Ollanta Humala señaló que el Perú había vivido “las influencias de las diferentes corrientes mundiales en torno al desarrollo” económico, habiendo pasado de una experiencia fuertemente pública en la década de los 70´s a otra que se ubica en el extremo opuesto que implica “la reducción del Estado a su mínima expresión”. Agregó a este cuestionamiento que venimos construyendo un Estado más equilibrado que ya aprendió de ambas experiencias.

He aquí un opaco análisis, por lo demás ya superado en el mundo desde cerca de 70 años e incorporado en nuestro país en las constituciones de 1979 (Art. 115°) y 1993 (Art. 58°) en que se establece que “La iniciativa privada es libre. Se ejerce en una economía social de mercado”.

Es precisamente esta economía social de mercado, cuyas características muchos desconocen, la que brinda el equilibrio denunciado por nuestro Presidente como una carencia. Los valores éticos en los cuales se fundamenta la economía social de mercado se centran en principios que guardan relación con el bien común, la dignidad humana, la solidaridad y el rol subsidiario del Estado con la finalidad de lograr un sistema económico al servicio del hombre. Este sistema adoptado por nuestro país y muchos otros del mundo se entiende como un sistema que asume una responsabilidad social y un modelo económico adaptado a los cambios sociales con márgenes y límites reglamentados según una agenda de valores y principios.

La Constitución peruana, que debería ser mostrada como modelo ante el mundo, es la que da responsabilidades al Estado para actuar “principalmente en las áreas de promoción del empleo, salud, educación, seguridad, servicios públicos e infraestructura”; suficientes responsabilidades ya como para empeñarnos en retomar otras vías que incluyan el retorno a un estatismo económico que casi todos rechazamos.

No es que se haya reducido al Estado a su “mínima expresión”. Decir esto implicaría que las enormes tareas de responsabilidad estatal no son importantes y quizá por ello veamos resultados tan desalentadores en  aquello que si le es exigible.

No olvidemos que es dentro del marco de la Constitución vigente que hemos crecido 5.4% anual promedio en términos reales durante su vigencia y reducido la pobreza de 42.4 a 27.8% entre el 2007 y el 2011.

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