jueves, 20 de septiembre de 2007

Legislación para el GLP debe mejorar la calidad de vida de los más pobres

La invitación del Sr. Congresista José Carrasco Távara para participar como expositor en la Audiencia Pública “Aportes para el Diseño de una Política Energética del GLP: Balance y Perspectivas”, nos permitió bosquejar un grupo de medidas más que necesarias para contar con una legislación moderna sobre la industria del GLP en nuestro país.
Estas medidas son, entre algunas otras, las siguientes:
  1. Reconocimiento legal de la importancia del GLP en la nueva matriz energética. Persiste el errado concepto de aislar el Gas Natural del GLP basado principalmente en desconocimiento técnico y falta de preocupación oficial por revisar la casuística internacional. Hemos ratificado que el GLP abre camino al Gas Natural y que es el forjador de la cultura de gas, En este sentido no caben falsas competencias. Cada uno tiene su nicho de mercado y su oportunidad.
  2. Definir si en el escenario de subsidio, se subsidia la Oferta o la Demanda de GLP
  3. Dar garantía de inaplicabilidad de Impuesto Selectivo al Consumo u otros nuevos tributos al GLP.
  4. Reconocer que el GLP para uso automotor es una alternativa viable para el consumidor y promover su consumo.
  5. Mantenimiento de arancel CERO para la importación de GLP en casos eventuales.
  6. Definición legal acerca de la fijación de precios techo marcados por la paridad de exportación. Calculo que entre el 2008 y el 2016 tendremos 3 millones de TM excedentarias de GLP y que deberían colocarse en nuestro país antes que ser exportadas.
  7. Mayor transparencia de precios y situaciones de mercado para eliminar asimetría informativa
  8. Definición legal sobre atribuciones de los Gobiernos Locales en relación con la operación de la industria del GLP.
  9. Incorporación legal sobre la vigencia de mecanismos de Compensación de Precios en situaciones coyunturales.
  10. Muy importante definir si los precios serán fijos con subsidios o libres según oferta y demanda.
  11. Establecer Barreras de Entrada y de Salida a favor de los consumidores.
  12. Dar garantía plena a las inversiones realizadas y alentar las aún necesarias.
  13. Reconocimiento de la integración vertical como permitida en la industria local.
  14. Definir el grado de Intervención en el desarrollo de la industria: Control del Estado o Control en el Privado.
  15. Señalar como política la adecuación de la normativa internacional a la realidad nacional y no su imposición irracional.
  16. Relaciones Internacionales. Acuerdos de Importación, Exportación.
  17. Lograr la formalización de todos los agentes de la cadena del GLP.
  18. Celeridad para la emisión del nuevo Reglamento de Comercialización del GLP.
  19. Incorporar al GLP como parte de la política social para superación de la pobreza.
  20. Creación del Programa de GLP Rural.
Rescato de todas estas medidas para mayor análisis los dos últimos puntos.

Como podemos ver no hay en este listado, medidas que puedan beneficiar indebidamente a algún canal o segmento de la industria. Pedidos desencajados como que todos los consumidores paguen un Nuevo Sol más por cilindro para que se compren balones de GLP, sustituyendo la obligación de invertir de los privados que intervienen en este negocio, no podría nunca estar presente. En todo caso. Ese Nuevo Sol de aporte que se propone para que beneficie a algunas envasadoras podría entenderse como una contribución para que vía subsidio directo se haga llegar GLP a los hogares rurales que consumen leña. Recordemos que se comercializan 60 millones de balones al año. Sólo con este aporte lograríamos entregar una carga de 10 Kg de GLP al año a cada uno de los dos millones de hogares que la consumen. En adición una excelente oportunidad para que Estado y empresa privada puedan abocarse a un trabajo conjunto para lograr este objetivo de responsabilidad social.

Considero una enorme deuda pendiente de nuestro país con los hogares más pobres, el que no hagamos prácticamente nada para desterrar el peligroso consumo de leña para cocción de alimentos. El Censo del año 2005 nos ratificó que este consumo sigue siendo muy importante en la matriz energética del país. Pero, y esto ¿en que nos afecta?, dirían algunos.

La leña mata. Así de simple

Cada 20 segundos (Organización Mundial de la Salud), 1 persona de nuestro mundo “en desarrollo” muere por efecto de los humos derivados de la combustión de combustibles sólidos en el interior de los hogares. Por supuesto que estas muertes se dan preferentemente entre niños menores de 5 años y madres de familia.

El 59.4% de los hogares de extrema (generalizada) pobreza del Perú consumían leña para cocinar sus alimentos según el Censo del año 2005. En 1995 este porcentaje era de 65.6%; apenas una disminución porcentual de 6.2 puntos en diez años en éste, el estrato más pobre de la población. Por supuesto que el 18% de crecimiento poblacional en el mismo lapso hizo finalmente que sean más número de hogares los que consumen leña sin ninguna mejora cuantitativa.

Agreguémosle a esto que en el área rural peruana el porcentaje de viviendas con pisos de tierra llega al 84.1% (1.3 millones de viviendas - Censo 2005). En 1993 este porcentaje en el área rural era de 55.2% de las viviendas (1.2 millones de viviendas – Censo 1993). Adicionemos que en 1993, más de un millón de hogares no contaban con un espacio exclusivo para cocinar dentro de sus viviendas y tenemos la preocupante cifra de hogares que en el Perú cocinan con leña cercanos a los dos millones el año 2005. Pero este problema no debería limitarse a cifras frías.
No entendemos por esto como algunas entidades ligadas al trabajo con los sectores más pobres indiquen que “no hay dinero para el GLP” y se contenten con presentar ante el mundo, como un gran éxito, las cocinas mejoradas que, es cierto, mejoran mucho las condiciones de salud, pero perpetúan el consumo de leña para cocinar.

El propósito de las cocinas mejoradas es mejorar (valga la redundancia), la eficiencia de las cocinas a leña de las familias campesinas para reducir su consumo y mitigar en algo la depredación de los bosques, principalmente de las especies endémicas o en peligro de extinción. Quienes promueven estas cocinas piensan que las cocinas a GLP o los balones son “elementos extraños a la comunidad” y que deben ser evitados. Utilizan adobes, bolillos de madera, tablas, parrillas, cilindros preparados para horno (bidones de aceite del programa de apoyo USAID o similares), varillas de fierro, calamina, tubos de plástico, malla de gallinero, trozos de lata, barro, material reciclado, ladrillo, cemento, arena, fierro, yeso, calamina para la chimenea, hormigón alambre, clavos, etc.

Un ejemplo del costo de estas cocinas mejoradas lo da el IDMA (Instituto de Desarrollo y Medio Ambiente), calculándolo en 52 USD. Conozco de programas en la Amazonía de donación de más de 50,000 cocinas a GLP que han costado 25 USD sin ningún apoyo estatal. Por supuesto que inmediatamente tendremos al frente el paradigma de que el GLP es caro y que no habría incentivos para su utilización. Una simple evaluación económica con precios sombra estoy seguro que arrojaría ventajas para el GLP y nos comprometemos a hacerla. Colombia, con sus dos planes de Gas para el Campo y Gas Rural en los últimos años ha sido un interesante modelo a seguir y con lecciones aprendidas que las tenemos muy cerca.

El tema del GLP rural, como comprenderán, no se agota con este comentario. Nos comprometemos a darle un mayor desarrollo.

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