lunes, 8 de mayo de 2006

BIEN PIÑA EL COMANDANTE HUMALA

En mi artículo ¡KAUSACHUN PERU! [1], efectué un comentario sobre los aspectos relacionados con los hidrocarburos en el Plan de Gobierno 2006 - 2011 que el Partido Nacionalista Peruano ponía a disposición del debate público. Comentamos acerca de su propuesta de nacionalizar “la energía, los hidrocarburos, el gas, la electricidad, los servicios esenciales, el agua y saneamiento, el espacio aerocomercial y los puertos” a los que califica de “actividades estratégicas puestas al servicio del desarrollo de la Nación y de los peruanos”. Dijimos que rescatábamos la osadía de poner en blanco y negro lo que era su propuesta, sin medias tintas, nos guste o no, sin mayor evaluación de costos, pero ahí lo ponía. Sabía que pocos revisarían la propuesta enfrascados como estaban en poses demagógicas.

Y yo califico como demagógico, por ejemplo, que el Plan de Gobierno del Partido Aprista señale como su primera medida en el Plan de Acción Inmediata – 180 días - la reducción a la mitad de los sueldos de los parlamentarios, ministros, autoridades regionales y municipales eliminando además sus compensaciones por tiempo de servicio (CTS´s), cuando hay una enorme cantidad de acciones urgentes que merecen ser priorizadas.

El Plan de Gobierno del Partido Aprista no puso prácticamente nada importante en materia de Energía y sólo habló de crear una Política Energética Nacional y ampliar la cobertura de la demanda con producción nacional hasta los 50 años (con lo cual se descarta cualquier posibilidad de exportación de Gas Natural, GLP o Gasolinas). Apenas 10 de las 468 propuestas de su Plan se refieren a electricidad e hidrocarburos.

Coincidieron ambos Partidos en proponer el fortalecimiento de PETROPERU para que opere tanto en el upstream como en el downstream, aunque con precios de venta distintos a los actuales. Por lo pronto el Comandante ha puesto en blanco y negro que los precios de los hidrocarburos “no se fijarán más en base a los precios internacionales” sino de los “costos de producción”. Por su parte el Partido Aprista incluyó como propuesta la absorción de Perú Petro por Petroperú para según ellos obtener mas eficacia, ahorro de burocracia y mayor poder de negociación, idea ya descartada en el debate parlamentario por absurda.

La invitación para el debate estuvo pues abierta desde hace varios meses sin iniciativa alguna de nadie, aunque francamente había poco que debatir en tesis muy parecidas como son las planteadas por ambos Partidos.

Hasta que Evo Morales “nacionalizó” los hidrocarburos en Bolivia y, bien piña el Comandante Humala, tuvo que salir al frente ante los medios para tratar de explicar lo inexplicable, es decir que eso que hacía Evo no era lo que el había planteado para el Perú. ¿Cómo explicar el significado de la enorme pancarta de nacionalización boliviana enarbolada ante las cámaras de televisión de todo el mundo junto con la toma militar de las instalaciones operadas por Petrobrás? Y huérfano como está de aporte profesional especializado en hidrocarburos ha sido él mismo quien ha salido al debate para decir y desdecir, y señalar que su nacionalismo no es estatismo ni expropiación, ni confiscación, “aumentando más la confusión”. Esto definitivamente resta votos. Piña pues, que si Evo se demora un poquito más y posterga su nacionalización para el 5 de junio, no pasaba nada en los medios y podíamos habernos tragado el sapo.

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define la nacionalización como el hacer que pasen a manos de nacionales de un País, bienes del Estado o de empresas particulares que se hallaban en poder de extranjeros. La otra acepción que proporciona es que significa hacer que pasen a depender del Gobierno de la Nación propiedades industriales o servicios explotados por los particulares.

Para mayor abundamiento la ciencia económica define la nacionalización como sinónimo de estatización indicando que es el acto por el cual una industria o servicio pasa a manos del Estado [2]. El proceso de estatización o nacionalización significa que los poderes públicos asumen la propiedad, y por lo general el control de actividades que antes se hallaban en poder de particulares. El hecho que se adopte cualquiera de las opciones de nacionalización no desdice que se trate de estatizaciones. No había pues porque buscar diferencias donde no las había.

Lo que pasa es que las estatizaciones han sido defendidas generalmente bajo la influencia de diversas variantes de la ideología socialista ya sea para garantizar bienes y servicios más baratos o por razones de tipo “estratégico”. Y eso asusta pues en la práctica se ha demostrado que en la casi generalidad de los casos el sector público no es capaz de satisfacer con eficiencia las necesidades de los consumidores acumulándose enormes déficit de gestión. Precios artificialmente bajos, falta de inversiones oportunas y mejoras tecnológicas que deterioran la calidad de los servicios produciendo finalmente un resultado opuesto al que se busca. El proceso inverso dado en los últimos años contra la estatización es la privatización y se llega a ella por el convencimiento del fracaso de las políticas estatizadoras. Ejemplos en nuestro país los tenemos por cientos.

En lo que se refiere al nacionalismo económico predicado por el Comandante, debemos destacar que no se trata de una doctrina económica sino sólo una serie de medidas que supuestamente apuntan a la eliminación de la dependencia y la creación de una base económica altamente diversificada.

Nuevamente, la experiencia de los últimos años enseña que el nacionalismo rinde pocos frutos en un mundo globalizado e interdependiente donde el cambio tecnológico se sucede día a día. El resultado ha sido, casi siempre, la generación de una estructura industrial atrasada con respecto a la competencia internacional y que impone altos costos a los consumidores locales. Ello, a su vez, ha limitado las posibilidades de exportación, generando déficit en el comercio internacional que constituye un efecto opuesto al que se pretendía alcanzar.

Las megatendencias de nuestro Siglo prevén la privatización de la sociedad apuntando a una sociedad en que las corporaciones empresariales irán aumentando progresivamente su papel político - económico [3]. Coinciden además en que se fortalecerá cada vez más la globalización como integración e interdependencia económica, política y social y que se desintegrarán los nacionalismos/tribalismos de las instituciones políticas tradicionales.

La aplicación del Método Delfos, por ejemplo, al definir las megatendencias globales para un horizonte temporal de 30 años indica que la escasez mundial de combustibles fósiles requerirá un racionamiento del consumo energético en los hogares en los años 2011-2025. Igualmente indica que la globalización de la economía conducirá a una pérdida de importancia de los políticas económicas nacionales entre el 2005 y el 2015 [4].

No se necesita ser un experto en prospectiva para vaticinar que el nacionalismo sería un salto al pasado cuando más bien, como señala Gavagnin,“hoy la historia se hace desde el futuro”, agregando que es una megatendencia “el proceso de globalización económica y financiera, como nuevo orden mundial, orientado por intereses objetivos y posibilidades competitivas en función de mercados ampliados, abandonando la tesis geopolítica fundada en la división ideológica” [5]

Habría que cerrar los ojos al mundo para apostar por la nacionalización.

[1] www.utilitiesperu.com (27/02/06)
[2] Diccionario de Economía y Finanzas – Sabino – Caracas 1991.
[3] The Futurists, What Futurist Relieve, Views of Futurists, The Knowledge Base of Futures Studies y otros libros coinciden en ello
[4] Megatendencias para el Siglo XXI – Un estudio Delfos – Enric Bas – Fondo de Cultura Económica
[5] Itinerario Hacia el Futuro – Construyendo un Paradigma para un Cambio de Epoca – Dr. Osvaldo Gavagnin Taffarel- Universidad Peruana Unión

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