12 de Setiembre del 2005
La semana pasada fue particularmente dura pero beneficiosa para quienes analizamos cotidianamente el desempeño de los actores del sub sector hidrocarburos. Por supuesto que no nos reclamamos “expertos en hidrocarburos” como algunos medios suelen fácilmente calificar a quienes tienen oportunidad de opinar, principalmente sobre precios. Tampoco pensamos que somos dueños de la verdad y estamos siempre dispuestos a escuchar otras opiniones y a presentar las nuestras en cuanto espacio de análisis se nos proporcione, como esta Web en la que libremente opinamos.
No molestan, pero no dejan de sorprender sin embargo las posiciones que en el mercado toman algunos agentes cuando, como sucedió días atrás, contesté una pregunta de una radio indicando que el atraso del precio del GLP en el mercado local, de acuerdo con los cálculos publicados por el OSINERG, era de 2.50 S/. por balón de 10 Kgs. en el menor de los casos. Se ha llegado a decir incluso que si el Katrina no ha pasado por Camisea ¿que efecto puede tener en el precio de nuestro GLP? ¿Qué contestar ante semejante desproporción? Supongo que esa misma respuesta le darán nuestros refinadores importadores de crudo a los proveedores internacionales y a los nacionales a los que se compra con precios de canasta internacional también.
El mismo lunes se pretendió desconocer la existencia del nefasto efecto Katrina y en todo el mundo petrolero es hoy reconocido. Desconoció también el OSINERG el importante efecto marcador del Propano y se atrevió a decir que no se importan propano y butano por separado sino mezclados como GLP. Dijo el regulador que en el peor de los casos el precio del GLP podría subir 1 Nuevo Sol y el Estado incrementa a 1.80 Nuevos Soles antes de IGV su compensación a los productores para que el precio no suba. ¿Quién no tiene las cosas claras?
La transparencia que tanto hemos reclamado y que obliga al OSINERG a publicar precios de paridad de importación (y en algunos casos obligados por la opinión pública los de paridad de exportación), significa no sólo encargar a un contratista que elabore una hoja de cálculo y traslade cifras de marcadores internacionales y señalar una y otra vez, como el regulador lo hace, que no son más que precios de referencia y que no sirven para fijar precios ni deben ser tomados en cuenta para nada.
Hasta ahora no hemos observado del regulador una actitud seria de asumir realmente lo que estos cálculos significan y cual es su utilidad. Es cierto que no sirven para que los productores fijen sus precios y de hecho, no son éstos confeccionados por nuestra burocracia para que sirvan al productor que los hace con mayor acierto y conocimiento que la elaboración de escritorio que se efectúa.
Sin embargo, a pesar que los precios que publica el OSINERG no son apadrinados, sí son por lo contrario válidados por el Estado para calcular los atrasos y adelantos oficiales de los precios en el mercado interno y en lo más perjudicial en esta época de crecimiento sin bajas de precios, comprometer al Fisco económicamente para compensar a los productores. Y es que el Fondo de Compensación efectivamente va a compensar con dinero de todos los peruanos a los productores reconociendo para este cálculo los precios del OSINERG.
El regulador realmente publica los precios semanales pero no los acepta ni siquiera como elemento de análisis de los consumidores y los rechaza sin pudor en cuanta ocasión puede, enfrentando públicamente al Ministerio de Energía y Minas para que los corrija en su concepción diciendo que hay otra forma de calcularlos pero sin asumir la seriedad de señalar que es lo que proponen o ventilarlo públicamente como debiera. Los he escuchado decir que proponen algo sobre precios pero que sin embargo “es sólo una propuesta y que debe ser tomada como tal”. Es casi como tirar la piedra y esconder la mano (Oiga usted lo que me ha pedido que yo calcule con la fórmula que usted me ha dado no me gusta hacerlo pero corríjase y déme otra fórmula para calcularlos como yo quiero pero Usted Ministerio prepare la fórmula).
El principal fin para que estos precios teóricos sean calculados oficialmente y publicados, es porque los consumidores necesitamos información para saber que es lo que tienen en mente los productores y si se están aprovechando del mercado o no. Sirven también para estimar tendencias y para que la industria tenga una idea de hacia donde podrían discurrir los precios de los hidrocarburos. Para eso se les ha dado la fórmula más usada en la industria petrolera que es la de la paridad de importación (confundida con la de precios de referencia), y se le han ido descubriendo poco a poco detalles antes poco conocidos para el común de los consumidores como el tipo de combustible y calidad de referencia, el mercado en que se establece el precio internacional, la participación del canal mayorista, la importancia de factores estacionales y de las externalidades, etc. No olvidemos que antes de la publicación de estos precios ningún consumidor era informado sobre estos detalles y cada incremento de precios lo tomaba de sorpresa además de causarle indignación porque, cual ciudadano de tercera categoría, no sabía porque día a día pagaba más por los combustibles.
Independientemente de cual es o puede ser la política comercial de los productores e importadores de hidrocarburos si trasladan o no trasladan en el mercado local los efectos del precio en el mercado internacional, el consumidor ganó con este Gobierno la oportunidad que se le mantenga informado.
Mientras políticos, algunos periodistas y medios de expresión, representantes de consumidores y algunas plantas envasadoras se dedican a satanizar la cadena comercial y a buscar su exterminio asumiendo poses demagógicas que indican que el precio no va a subir y reclamando su control gubernamental, por otro lado descuidan el importante tema del tratamiento discriminatorio desfavorable entre un consumidor interno y otro externo que ha sido superado en diversos países que evitan este exceso.
No tardó más que 1 día el Gobierno en triplicar su “aporte” al Fondo de Estabilización de Combustibles en el caso del GLP evitando temporalmente de esta manera que como habíamos alertado pudiera darse un incremento de precios de parte de los productores.
La coyuntura ha dejado ver igualmente una peligrosa posición a favor del nefasto control de precios. Igualmente hemos visto reacciones de políticos que considerábamos maduros que sin mayor certificación ni consulta de parte califican de “irresponsable y mercantilista” el advertir al consumidor la probable variación de precios de los productores de GLP sin ir al fondo del tema y pensar que sólo con buenas intenciones se puede impedir que los precios de los hidrocarburos suban. Ya lo consignó Dante en su Divina Comedia “el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones”.
Recordemos que si hoy no suben los precios al público de los combustibles (GLP incluido), es por el esfuerzo del Fisco en garantizar el pago de una factura pendiente que tenemos que honrar tarde o temprano, salvo que los expertos en hidrocarburos consideren todavía que podamos reducir el crudo a 35US$/Barril o el GLP a 330US$/TM como a comienzos del año pasado.
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