En el reciente curso “Gobernanza anticipatoria y Prospectiva Legislativa” (abril 2025), organizado por la CEPAL, se contó con la participación de Daniel Zovatto, quien expuso sobre “América Latina: Contexto global y regional, riesgo político y tendencias electorales al inicio de un nuevo súper ciclo electoral”. Este “súper ciclo” hace referencia al alto número de procesos electorales presidenciales y legislativos desarrollados en la región entre 2021 y 2024. A partir de su intervención, destaco y comento tres aspectos del panorama general que considero especialmente relevantes para nuestro país.
1.
Democracia Híbrida
El Perú
forma parte del grupo de países que actualmente se clasifican como “democracias
híbridas”, junto con México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Ecuador y
Bolivia. Esta categorización proviene del Índice de Democracia 2024, elaborado
por la revista The Economist[ii] que agrupa a todos los países en cuatro tipos de
regímenes: democracias plenas, democracias defectuosas, regímenes híbridos y
regímenes autoritarios.
Por
segundo año consecutivo, el Perú permanece en la categoría de régimen híbrido,
lo que indica la presencia simultánea de elementos democráticos y autoritarios.
No se nos considera ni una democracia plena ni defectuosa, pero nos ubicamos
peligrosamente cerca de los regímenes autoritarios. Según el informe, esta
situación se manifiesta en gobiernos que mantienen estructuras democráticas
formales —como elecciones y división de poderes— pero que en la práctica
consolidan el control del poder mediante mecanismos autoritarios. Es lo que
algunos definen como una “democracia de fachada” o una “democracia
popular”, donde las instituciones funcionan más como legitimadoras que como
fiscalizadoras del poder.
2. “La
democracia no se come”
La
expresión “hechos y no palabras”, que recuerda el pasaje bíblico de 1 Juan 3:18
—“Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”
[iii]—, ha sido utilizada en distintos contextos para
destacar la necesidad de acciones concretas. En el caso peruano, una de sus
versiones más crudas se atribuye al expresidente Manuel Odría, quien decía: “La
democracia no se come”, como una justificación de su gobierno autoritario y
del inicio del populismo moderno en nuestra política. [iv]
Esta
frase, más allá de su contundencia retórica, refleja una percepción aún vigente
en amplios sectores de la población: que las formas democráticas no garantizan
una mejora en la calidad de vida. De hecho, el Latinobarómetro 2023
revela que el Perú encabeza el nivel de insatisfacción con la democracia en
América Latina: un 90% de la población considera que los partidos políticos no
funcionan bien, frente a un escaso 9% que opina lo contrario.
3.
Inseguridad Política
En cuanto
al riesgo político, el panorama no es más alentador. Según el estudio Riesgo
Político en América Latina (enero 2024), un preocupante 49% de los peruanos
estaría de acuerdo con la afirmación: “No me importaría que un gobierno no
democrático llegara al poder si resuelve los problemas”. Esta posición es
análoga a la tristemente célebre frase: “No importa que robe, con tal que
haga obras”, que sintetiza una cultura política permisiva frente al
autoritarismo y la corrupción.
Por otro
lado, solo el 48% de la población peruana cree que el Estado de Derecho es
fuerte y se mantiene en pie, según el Índice de Estado de Derecho 2024
del World Justice Project. Esto contrasta con el mandato constitucional
establecido en el artículo 43° de nuestra Carta Magna, donde se define al Perú
como una “república democrática, social, independiente y soberana” con un
gobierno “unitario, representativo y descentralizado”, basado en la “separación
de poderes”.
A pesar
de esta declaración de principios, el Estado de Derecho en el Perú ha sido
sistemáticamente debilitado, tanto por prácticas corruptas como por la opacidad
en procesos clave, como el nombramiento de magistrados y altos funcionarios. La
desconfianza en las instituciones, sumada a la percepción de que la legalidad
puede ser negociada o ignorada, contribuye a esta sensación de inestabilidad.
Reflexión
final
El año
2024 ha sido, sin duda, un año increíble: no solo por la cantidad de procesos
electorales que redefinieron el mapa político de la región, sino también porque
evidenció las fracturas estructurales que afectan nuestras democracias. En el
caso peruano, los datos y percepciones muestran una ciudadanía cada vez más
desencantada con el sistema, dispuesta a sacrificar formas por resultados, y
atrapada en un ciclo de inseguridad política, debilidad institucional y
desencanto democrático. Urge, por tanto, repensar la política, renovar
liderazgos y fortalecer el pacto democrático con hechos, no solo con palabras.
[i]
En 2024, The Economist caracterizó el año como “increíble” debido a lo retador
y complejo que se desarrolló, pleno de una serie de eventos políticos
sorprendentes que ocurrieron a nivel mundial, con una geopolítica turbulenta y
un alto nivel de incertidumbre. Eligio a Bangladesh como el “país del año” por
su notable progreso y mejora en dicho año.
[ii] The Economist es un periódico que se publica semanalmente en
formato de revista impresa y diariamente en plataformas digitales . Publica artículos sobre economía, negocios,
geopolítica, tecnología y cultura. Escrito y editado principalmente en Londres , cuenta con otras redacciones en
Estados Unidos y en importantes ciudades de Europa continental, Asia y Oriente
Medio. El periódico prioriza el periodismo de datos y el análisis interpretativo sobre la información original , lo que ha recibido críticas y
elogios.
[iii] “Res non
Verba” (Hechos no Palabras) fue una frase acuñada en la antigua Roma para
rechazar a los sofistas que pretendían engañar al pueblo con discursos bonitos
y falaces.