viernes, 19 de noviembre de 2004

HOY NO SE FIA ... MAÑANA TAMPOCO

Economista César Bedón Rocha
19 de noviembre del 2004

Un aspecto importante que no podemos dejar de destacar en el problema de Aero/Nuevo Continente es aquel que se refiere a la provisión del combustible necesario para operar los aviones, es decir el Turbo.

El precio internacional del preciado combustible creció 71.0% hasta octubre del presente año cotizándose en 1.52 US$/Gl en este último mes. El impacto en el costo de operación aéreo, calculado en 30% para aviones Boeing chicos, debería haber significado un incremento de por lo menos 21.3% en los pasajes locales. Este incremento no se trasladó a los precios.

En el mercado interno, los precios del Turbo si bien es cierto siguieron la tendencia internacional, también es cierto que vieron reducir su diferencial. Pasaron de 40.1% en febrero a 18.0% en setiembre. La ganancia económica para las refinadoras siguiendo el criterio de paridad de importación se había vuelto poco apetecible y en un mercado con riesgo.

El mercado o la gestión comercial ha querido que sea Petroperú S.A. la que corra con el mayor riesgo de la operación comercial de venta a compañías locales.

Es en este contexto que pasa quizá desapercibido para la opinión pública (y con injusticia), que la política comercial de Petroperú haya sentado el precedente de no conceder créditos sin garantía bancaria suficiente. Incluso hubo opiniones que, a pesar del enorme riesgo que hubiera significado seguir dando créditos en un mercado tan riesgoso, para obligar a nuestra empresa estatal a conceder, como en otros gobiernos lo había hecho, créditos sin afianzamiento que al final iban a incrementar la pérdida acumulada.

La experiencia nos señala los millonarios fracasos de las entregas de Turbo no canceladas por Aero Perú, Faucett y otras empresas a las que erradas políticas nacionales anteriores de artificial “fomento” a la aviación comercial exigía que sea Petroperú la que continuara dando créditos por combustible a pesar de sus deudas impagas y a lo riesgoso que significaban y a que finalmente devinieron en pérdidas. Para eso no se tiene una empresa del Estado ni para eso se ha legitimado su no-privatización y es justo reconocer en la administración de Alejandro Narváez este importante hecho.

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