Economista César Bedón Rocha
27 de junio del 2001
Hasta 1988 comprábamos en el Perú Kerosene bajo dos denominaciones: Doméstico e Industrial. El primero se adquiría coloreado y a un precio menor pues era utilizado en nuestros hogares y el segundo, sin colorante, era vendido con un precio mayor a los usuarios industriales. La tentación del consumidor industrial por adquirir kerosene doméstico era perseguida con medidas municipales y policiales no siempre exitosas. Al desaparecer el Kerosene Industrial se pensó que se podría lograr que el consumidor no doméstico adquiriera Diesel 1, un combustible similar pero de mayor precio. Nunca se obtuvieron resultados superiores al 5% con precios diferenciados.
Hasta 1988 comprábamos en el Perú Kerosene bajo dos denominaciones: Doméstico e Industrial. El primero se adquiría coloreado y a un precio menor pues era utilizado en nuestros hogares y el segundo, sin colorante, era vendido con un precio mayor a los usuarios industriales. La tentación del consumidor industrial por adquirir kerosene doméstico era perseguida con medidas municipales y policiales no siempre exitosas. Al desaparecer el Kerosene Industrial se pensó que se podría lograr que el consumidor no doméstico adquiriera Diesel 1, un combustible similar pero de mayor precio. Nunca se obtuvieron resultados superiores al 5% con precios diferenciados.
Las medidas más exitosas para evitar la venta de Diesel 2 adulterado y la utilización industrial del Kerosene provinieron siempre de un acercamiento entre los precios del Kerosene y el Diesel 2 y de una tasa impositiva elevada pero prácticamente igual para ambos combustibles.
PRECIOS NETOS DE REFINERIA
Hasta 1993 las refinerías nacionales vendieron el Diesel 2 con un precio mayor al del Kerosene, situación que se repitió en 1997. Sin embargo, desde 1998 se invierte la relación en el país empiezan a vender más caro el Kerosene.
En la actualidad el diferencial de precios es de 0.31 S/. por galón (antes de impuestos). Es decir, pese a la creencia que el Kerosene es un combustible destinado a la clase popular, las refinerías nacionales lo venden antes de impuestos con un precio mayor en 8.7% al del Diesel 2 a pesar que este diferencial ha sido de sólo 3.9% durante el mes de mayo en el mercado internacional.
CARGA IMPOSITIVA
Hasta Junio de 1990 se aplicaban impuestos totales del orden del 7% al Diesel 2 y 24% al Kerosene, luego de habérsele aplicado anteriormente porcentajes iguales. Con el inicio del gobierno del Ing. Fujimori se aplicaron tasas de hasta 135% al Diesel y 132% al Kerosene. Pese a su alto impacto sobre los precios netos de refinerías, vemos que ambas tasas no se diferenciaban en mucho.
Sin embargo, a partir de 1994 se registra una severa reducción de la tasa aplicada al Kerosene haciéndola decrecer hasta el nivel de 33.3% con que se comercializa actualmente. En el caso del Diesel 2 se inició un proceso de elevación de tasas de impuesto que lo llevaron hasta 101.6% en Junio de 1998. En la actualidad se le grava con 73.8% . En resumen, un camino sinuoso de alzas y bajas que en los últimos 6 años ha logrado gravar tan fuertemente al Diesel que sin quererlo promueven la evasión tributaria vía la compra de Kerosene dada la brecha tributaria de 40.5 puntos.
PRECIOS AL PUBLICO
Debido al mantenimiento del paradigma tributario del Kerosene y al mayor precio neto aplicado por las refinerías locales resulta que el Diesel 2 se adquiere en Plantas de Ventas a 6.17 y el Kerosene a 5.14 S/./Galón presentando un diferencial de 1.03 S/./Galón (17%). Este diferencial excesivo es el que ha creado un mercado negro en el cual se engaña al consumidor vendiendo Kerosene como si fuera Diesel 2, se promueven motores industriales que usan kerosene y se incrementa la utilización de mezclas kerosene/Diesel 2.
SOLUCION
El problema aquí planteado exige de una rápida corrección que supere el paradigma. Se requiere de un esfuerzo conjunto tanto de las refinerías productoras, que deben rebajar o eliminar el diferencial de sus precios netos, como del Gobierno. En el caso del Impuesto Selectivo al Consumo se debe tener en cuenta que un acercamiento de los precios entre ambos combustibles generará que se recuperen los 47.5 MMUS$ que se estiman como evasión anual de impuestos (20% de las ventas de kerosene), por lo cual pueden efectuarse ajustes que reduzcan la tasa aplicada al Diesel 2 y se incrementen en el caso del kerosene sin que se merme el total recaudado. La reducción progresiva del Impuesto Selectivo al Consumo y del IGV contribuirían al efecto final.
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