Un aspecto casi no tocado en los análisis que se efectúan sobre el comportamiento de la inflación en el Perú, es el referido a su gravedad en el caso del grupo de alimentos y bebidas no alcohólicas (en adelante ABNA), de la canasta familiar, que representa el 23.9% de su total a partir de la nueva base diciembre 2021 y que fuera de 27.5% en la base 2011 (una disminución de 3.6 puntos porcentuales, igualmente poco explicada).
Los comentarios que presenta el Instituto Nacional de
Estadística e Informática (INEI), son simplemente descriptivos de los
resultados que mensualmente arrojan las encuestas en las zonas urbanas de
nuestro país; se limitan a citar porcentajes de encuestas y tablas que los
medios de prensa las reproducen sin mayor análisis.
El cálculo de la inflación que realiza el INEI tiene en
cuenta solo el área urbana mensual de veinticuatro capitales de región y
dos ciudades no capitales con mayor dinámica económica y poblacional (Chimbote
y Tarapoto). No hay medición de lo
que sucede en las zonas rurales, cuya población es el 20.7% del total nacional.
Por ello sus resultados y comentarios no reflejan ni remotamente lo que sucede
en los lugares más pobres de nuestro país. Así pues, esta es una variable más
para mantenernos alejados de la realidad nacional.
Igualmente, los comentarios que se suelen hacer sobre la
inflación, abordan tan solo los resultados de Lima Metropolitana, manteniendo
igualmente alejada la atención mediática sobre el interior del país, como si
solo Lima fuera el Perú.
Para colmo solo observamos los resultados globales,
descartando, por ejemplo, el análisis del rubro más importante del costo de
vida, cual es el de los ABNA (agregándose indebidamente según mi criterio, los
alimentos a las bebidas no alcohólicas).
En la figura siguiente presento la evolución mensual de la
inflación anual marzo 2022 – febrero 2023, tanto en su medición global como en
la del detalle de los ABNA [1]
La gravedad del problema del crecimiento de precios de
alimentos parece no preocupar a ninguna de nuestras autoridades a pesar que ha
adquirido características de muy grave y que requiere una urgente atención. Como
vemos en la siguiente figura, mientras que, a febrero de 2020, en plena
pandemia del COVID 19, la inflación de alimentos era de 0.6% anual, esta se ha
ido disparando hasta llegar al 17.0% a febrero 2023.
[1]
Informe Técnico N°03 – marzo 2023 – INEI – variación de los Indicadores de
Precios de la economía – febrero 2023
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