Adamo vs Maynardo
El diario GESTIÓN de nuestro país
viene presentando quincenalmente y a página entera un ilustrado y supuesto debate
al que titula “Dos economistas conversan”.
Toda una delicia de lectura para nosotros los economistas. Los temas tocados
han sido, entre otros, ¿Reducir el IGV?, ¿Cómo destrabar los proyectos
mineros?, Maldito SNIP, etc.
En el citado diálogo participan
Adamo (en alusión a Adam Smith) y por el otro lado Maynardo (en alusión a John
Maynard Keynes).
El primero, Smith, fiel representante
de la corriente económica de pensamiento clásico, según la cual toda sociedad
es capaz de autorregularse sin necesitar de intervención estatal alguna; para esta
corriente los ciclos económicos de auge y recesión son procesos naturales de
ajustes y no requieren, para nada, de acción alguna de parte del gobierno. Es
célebre en esta escuela la aplicación del “dejar
hacer, dejar pasar - Laissez faire, laissez passer”. Sería como decimos en
el Perú con súper optimismo que “existen
dos clases de problemas: los que se resuelven solos y los que nunca se
resuelven”
El segundo, Keynes, por el contrario,
representa la teoría económica según la cual debe expandirse el gasto público debiendo
el Estado garantizar a todos los ciudadanos el derecho a acceder a servicios
fundamentales. Para Keynes no puede existir equilibrio económico sin la
intervención del Estado a través de la política económica (fiscal y monetaria).
Se le reconoce como el economista preferido por los políticos en tanto les
permite intervenir en la economía.
Las posiciones de Smith sobre la nula
intervención estatal y muchos otros temas más como el desempleo, el mercado,
los salarios, el ahorro, etc. difieren totalmente de las de Keynes y sin
embargo ambos buscan el bienestar de la sociedad.
Como podemos ver, los economistas
distamos mucho de tener pensamientos y actuaciones monocordes. Para cada
problema tenemos dos y más, mucho más soluciones. No existe o, no debería existir,
un economista “dueño de la verdad” que
considere que su propuesta es la única viable. Creo que, en esta característica
de nuestra ciencia, que nos obliga al
razonamiento crítico privilegiándolo sobre el cálculo matemático y a propiciar
el diálogo por encima de la imposición, radica lo valioso de nuestro aporte al
desarrollo del país. Y aquí vale citar el caso brasileño, que tuvo dos
presidentes economistas a quienes el fracaso económico los sacó de la
Presidencia; Dilma Rouseff y anteriormente Fernando Collor de Mello.
Rescato la iniciativa de GESTIÓN y
felicito a su(s) anónimo(s) autores que se refiere a una conversación imaginaria
entre dos prestigiosos economistas, ambos ya fallecidos (Smith en 1790 y Keynes
en 1983) pero que no pierden vigencia.
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