21 de noviembre del 2000
Que la Empresa involucrada en semejante declaración gaste cientos de miles de dólares para anunciarlo por todos los medios publicitarios en el País no puede pasar inadvertido. La frecuencia narcisista del mensaje es tal que el consumidor de Puerto Maldonado, Cuzco, Talara o Juliaca ha tenido que escucharla. Pero, de ahí a creerla, hay mucho camino por andar. Quizá por ello, y con abundancia, dispositivos legales de austeridad presupuestal prohibían (o prohiben aún), la publicidad institucional.
Además ¿cómo terminaríamos de privatizar una Empresa eficiente y competitiva cuando el argumento utilizado por el Gobierno para su desmembramiento fue precisamente el de su ineficiencia, el de elevadas pérdidas y el de la existencia de una burocracia ni siquiera dorada sino platinada? ¿O fue que nos engañaron y si era competitiva y su burocracia no era tal y su personal profesional y técnico fue desafortunadamente encaminado a renunciar y acogerse a incentivos para iniciar negocios o aprender oficios de peluqueros, sastres o incursionar como taxistas? ¿O es que milagrosamente la política neo liberal ha logrado revertir todos sus indicadores negativos y hoy tenemos una empresa en azul y la Refinería de Talara ya no se amarra con pita sino por lo menos con alambre?.
Y ¿Cómo auto declararse eficiente cuando exporta con pérdida nafta virgen que no puede colocar en el mercado interno como gasolinas?. ¿Eficiente cuando las envasadoras nacionales de GLP compran con cuotas? ¿Eficiente cuando produce menos Kerosene del que se necesita y no lo importa para atender las demandas de los sectores de menores ingresos? ¿Se es eficiente y se está en el corazón de los peruanos cuando cobra por un galón de Kerosene 4.31 en su Planta Talara y 6.34 S/./Gln en Puerto Maldonado?
Gastar nuestro dinero, para declarar que la Empresa trabaja incansablemente para reducir el impacto del precio de los combustibles en la población y que, gracias a este trabajo incansable, mantienen sus márgenes de ganancia y no incurren en subsidios manejando su propia estructura de costos es otra auto alabanza que merece reflexión.
Desde la privatización de Refinería La Pampilla y durante casi todo el tiempo los precios al público de los combustibles se han mantenido iguales entre los supuestos competidores, lo cual implicaría que también RELAPASA trabaja incansablemente para que los consumidores no seamos afectados por el alza internacional de los precios de los hidrocarburos (¿nos la vamos a creer?). Las características peruanas del micro mercado de hidrocarburos y la privatización incompleta de las refinerías han determinado que sólo dos importantes ofrezcan sus productos al mercado y han demostrado que competir en precios es lo más difícil de ejecutar pues cuando ocasionalmente (políticamente), la petrolera estatal coloca precios más bajos no puede cubrir por sí sola el íntegro de la demanda nacional propiciando el mercado negro. Como ser competitivo, me pregunto, cuando se es también accionista importante del competidor y no se le quiere realmente ganar mercado.
Deberíamos preguntarnos si acaso es eficiente y competitiva la Empresa que pone trabas a la participación de la inversión privada en la comercialización imponiendo cuotas de ventas, reservándose una participación de mercado que no la gana por competencia sino por racionamiento e impidiendo que su Refinería de Talara pueda atender directamente desde Talara el mercado nacional.
Y finalmente, como tomar la invitación de nuestro amigo Javier Pérez, de buscar siempre el mejor precio cuando PETROPERU no cuenta con Estaciones de Servicio propias para buscar en ellas ese menor precio y cuando a los demandantes que buscan mejor precio no les vende combustibles si es que no han sido sus clientes en el primer semestre del año.
Creo por esto, sinceramente, que debería ser el mercado el que califique aprobatoriamente a PETROPERU, cuando lo merezca por su eficiencia y competitividad, por su presencia decidida en todo el territorio nacional, por el compromiso de atención adecuada sin cuotas ni horarios, por la capacidad de sus técnicos, por la innovación de productos, y no por que su propia administración gaste nuestro dinero en costosos elogios.
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