lunes, 21 de enero de 2008

Un abuso de confianza, por decir lo menos

En una reciente presentación que hice en Río de Janeiro acerca de los riesgos para la comercialización del GLP en el Perú, señalaba que uno de estos riesgos era (aunque pareciera mentira), el que provenía del productor, a través de actitudes monopólicas y contra mercado, enfrentamiento con sus canales de venta, falta de transparencia e intromisión en aspectos que le deberían ser ajenos en una relación comercial “win to win” con su cadena. La ilustración gráfica, con reproducción de artículos periodísticos y Notas de Prensa de Pluspetrol en el Perú parecían irreales para los asistentes, sorprendidos porque en nuestro país se dieran tales condiciones.

Esto que parecían exabruptos de algunos funcionarios, inexperiencia o una equivocada política de comunicaciones de una empresa que en nuestro país juega un papel de primer orden en la comercialización del GLP[1], lamentablemente se vuelve a repetir en estos días.

El Comercio da cuenta en su edición del 14-01-08 acerca de un incremento de los precios de Pluspetrol para sus clientes en el Perú. En la medida que nuestra moneda se ha ido revaluando [2] esta empresa ha ido subiendo sus precios en Dólares. De esta manera efectuaron en los últimos seis meses un incremento a los productores locales de 27.38 US$/TM (4.8% de alza en USD). Mientras tanto el precio medio de las envasadoras al consumidor de Lima se mantuvo sin variación en 33.14 PEN/Balón de 10 Kgs. en el mismo lapso.

Pero lo que más sorprende y llama a una justa reflexión (por decir lo menos), son los argumentos que el decano de la prensa nacional indica son presentados por Pluspetrol y que comentamos, aunque se que algunos de mis lectores en otros países del mundo les parecerá sencillamente increíble:

“… Se debe a la devaluación que ha tenido el dólar en las últimas semanas, y se explica porque la empresa comercializa su producto en esa moneda…” La Ley 15295 del 31-12-90, establece que la unidad monetaria peruana es el Nuevo Sol. La Constitución, en su Art. 64º, establece que El Estado garantiza la libre tenencia y disposición de moneda extranjera. Sin embargo, presento respetuosamente mis dudas acerca de la facturación en moneda extranjera en nuestro país que no son ni tenencia ni disposición. Ojo que esta es una práctica anormal que es seguida incluso por algunas empresas públicas y organismos del Estado (por ejemplo el pago por pasaporte). Es decir el mismo Estado se “blinda” (para usar la palabra de moda), fijando sus precios y tarifas en Dólares y es posible que, siguiendo el ejemplo de Pluspetrol, empiecen a incrementar sus montos en la medida que el Nuevo Sol se revalúa, “para no perder”.
Recordemos además que la Ley N° 28300 (22-07-2004), para proteger al consumidor peruano ha establecido en nuestro país que “…constituye obligación de los proveedores que en sus listas de precios o en sus rótulos, letreros, etiquetas o envases u otros en los que figure el precio de los bienes y servicios que ofrecen se consigne el precio total del bien o servicio en Nuevos Soles. En los casos en que los precios de los bienes o servicios se difundan en moneda extranjera, se deberá consignar también los precios en moneda nacional, en caracteres y condiciones iguales, y adicionalmente, se deberá ubicar en lugares visibles del local o establecimiento comercial carteles, avisos u otros similares en los cuales se consigne el tipo de cambio aceptado para efectos de pago. Los precios que sean consignados, tanto en moneda nacional como extranjera, deben incluir el Impuesto General a las Ventas. Los consumidores no podrán ser obligados al pago de sumas o recargos adicionales al precio fijado.”
¿Cumple todo esto Pluspetrol?

“… la idea ha sido nivelar el precio del GLP con los que tenían antes de la caída abrupta del tipo de cambio”. Mala influencia de la política de precios “asistidos” que ha establecido el Gobierno. El productor no tiene ninguna función niveladora de precios. Su referencia es con el mercado internacional y sus costos de oportunidad. Tampoco la caída del tipo de cambio ha sido abrupta como la califican.

“…Con la caída del dólar las envasadoras nos han estado pagando menos por tonelada de GLP y este ahorro no lo trasladaban al público” Nuevamente el productor, que fija libremente sus precios y recibe subsidio del Estado, pretende convertirse en guardián de los intereses del público. A pesar que ya el año pasado había tenido una tremenda patinada comercial al enfrentarse a las envasadoras (sus clientes), reincide en el mismo error, seguramente confiado como está en su condición de productor mayoritario y único en algunas zonas. La función supervisora que se agrega Pluspetrol por lo demás no es exacta pues, como ya señalamos, el precio al consumidor no se ha incrementado a pesar que en el lapso comentado se han registrado incrementos de materiales y servicios de mantenimiento de cilindros, repuestos, pintura, sueldos y salarios, servicios de transporte, etc. que han sido asumidos por las envasadoras sin trasladarlos al público.

Un aspecto adicional y de enorme importancia que no presenta la nota periodística es que el cobro que hace Pluspetrol (y todas las otras productoras del país), a las envasadoras no es el único que recibe por la venta del GLP pues de por medio está también el aporte por compensación que le hace el Estado para que no suba los precios en el mercado interno. Esta semana (15 al 21), la compensación del Estado asciende a 269 USD/TM (2.6 millones de USD/Semana). En los últimos seis meses el subsidio del Estado a Pluspetrol para que no suba sus precios se estima en más de 100 millones de nuevos soles y sin embargo este productor incrementa sus precios a los envasadores buscándole tres pies al gato sabiendo que tiene cuatro.

Finalmente en una actitud que debería ser mejor explicada, Pluspetrol señala que “si por efecto del tipo de cambio, en los meses pasados las envasadoras hubieran realizado una corrección a la baja en sus precios a los consumidores, posiblemente el ajuste se hubiera tratado de otra manera o quizá no se hubiera hecho”. Es decir el productor confiesa que castiga con su alza de precios a las envasadoras por no bajar sus precios lo cual no corresponde a su posición en la cadena de valor y que demuestra que el incremento es injustificado porque podría no haberse dado.

Yo creo que mucho de estas actitudes de soberbia comercial se origina en que el Estado mismo ha consentido que no funcione en nuestro país la paridad de exportación para el GLP y se creen y avalen definiciones ajenas al mercado que resultan finalmente en un denunciado sobrecosto que el Ministro de Energía y Minas ha ofrecido investigar.

En la industria mundial del petróleo (Argentina y Colombia lo han ratificado recientemente), se reconoce que el precio de paridad de exportación es el que toma como referencia los precios de mercado en el mercado relevante, descontados los costos de transporte entre la costa exportadora y el propio mercado referente.

En nuestro país sin embargo se ha inventado otra paridad de exportación que considera el precio del mercado referente (Mont Belvieu), pero en Pisco, sin descontar el flete marítimo al mercado referente. Esto equivale a 7.7 US$/Bl ó 89.69 USD/TM. Multipliquemos este sobrecosto por 1,400 TM de ventas diarias de GLP de Pluspetrol y obtenemos la escalofriante suma de 3.8 millones de USD mensuales.

Y gracias a este abuso de confianza del productor y a la ineficaz supervisión del Ejecutivo y del OSINERGMIN es que ahora se anuncia que la Comisión de Energía y Minas del Congreso de la República citará a las empresas envasadoras para que expliquen porque algunas han declarado que estudian subir sus precios. Todo ello en el marco de subsidios al GLP que ponen los pelos de punta si estimamos que, de retirarse, impactarían en no menos de 9.52 Nuevos Soles por Balón de 10 Kgs.

[1] Un 64.11% de la producción nacional de GLP en el período enero/noviembre 2007 correspondió a Pluspetrol S.A.
[2] En nuestro país el precio medio de la moneda norteamericana pasó de un promedio de 3.161 PEN/USD en julio 2007 a 2.970 en la primera quincena de enero 2008 (revaluación de 6.4%).

miércoles, 16 de enero de 2008

Sobrecosto o mercados de escritorio en los hidrocarburos

Gobierno investigará sobrecostos en el Fondo para los combustibles
Formará comisión para estudiar por qué el Fondo paga por un crudo caro de EEUU, cuando se le compra a Ecuador, Colombia y Venezuela.
La República, 13 de enero del 2008


Rescato esta noticia que señala además: "Se convocará a un equipo de expertos para realizar una evaluación completa del diseño del Fondo, informó a La República el viceministro de Energía Pedro Gamio, quien evitó dar mayores detalles sobre el sobrecosto pagado por el Estado”.

Han sido innumerables los artículos que he elaborado sobre este tema en los últimos tres años y aún observo que se cometen los mismos errores que ya antes se han señalado y puesto en debate. Y esto porque algunos analistas no llegan (o no quieren comprender aún), el fondo de las políticas de precios que orientan el mercado de los hidrocarburos. O quizá porque su formación académica no les permite ver más allá de lo que es una simple estructura aritmética de costos. Y en hidrocarburos los precios no se calculan por costos aritméticos, ni tampoco por sofisticados mecanismos de asignaciones de costos por unidad de negocio que podrían satisfacer el análisis contable pero nunca jamás el análisis económico.

Estos analistas voluntariosos y seguramente bien intencionados han centrado el tema en el costo del petróleo crudo y eso es insuficiente. Aún si ahora se le agrega matemáticamente el margen de refinación. Sigue siendo un análisis aritmético. Tampoco está reglamentado así en la teoría de los precios de paridad de importación. Ese argumento no llevará a ningún resultado favorable para el país y será fácilmente rebatible cuando se discuta a nivel de expertos.

Los analistas indican que a las refinerías peruanas se les paga por un crudo supuestamente importado desde el Golfo de México de calidad WTI, cuando lo que se consume ni viene del Golfo ni tiene calidad WTI [1]. A partir de esto en los últimos días han estimado que el sobrecosto pagado en promedio durante el año 2007 es de un aproximado de 20 US$/Barril. Multiplique usted este monto por una producción media de 150 MB/DC y obtiene un sobrecosto de más de 1,000 millones de USD. ¿Se imaginan cuantas cabezas rodarán por este perjuicio al Estado peruano, si las cifras fueran así de exactas?
En hidrocarburos los centavos se vuelven millones. ¿Y quien sería el responsable?: El Ministerio de Energía y Minas que aprueba las fórmulas de cálculo, ordena al OSINERGMIN que haga los cálculos de precios de referencia con esas fórmulas, establece las “bandas de precios” y el mismo Ministerio que aprueba los montos a compensar a las refinerías e importadores. Todo un embrollo burocrático para evitar que los precios se fijen por oferta y demanda (sino que sean “asistidos”), y como ya lo señalamos anteriormente, tremenda responsabilidad para los que participan de este mercado de escritorio.

En el fondo del asunto hay mucho de validez en la inquietud por el famoso sobrecosto. Esto ya se hizo realidad cuando se tomaron acuerdos de precios para que el GLP no se venda en nuestro país a paridad de importación. Y finalmente, luego de varios años de letargo, el Ejecutivo hace suya la preocupación luego que la leche se ha derramado, cuando todos le hemos indicado sus errores y cuando el crudo superó ya los 100 USD/Barril. Como acostumbrada respuesta señalan que este mecanismo no lo inventaron ellos sino “el Gobierno de Toledo”. Pero bien que lo aprovecharon para “controlar la inflación”.

Sin embargo, si el Ministerio de Energía y Minas como ha informado su Vice Ministro de Energía, convoca a un “equipo de expertos” y pide que se busque con esa brújula, la de los precios del crudo, con la que no llegará a ningún sitio. Peor aún si dichos expertos son nombrados sin que tengan tales calificaciones o son presididos por los mismos que han dado forma al maltrecho sistema peruano de precios de referencia cuyo correlato inmediato es el pago por el Estado de estos sobrecostos. Yo he señalado que esta labor le corresponde más bien al Congreso de la República que es a quien el Ejecutivo (obligado como está por la Constitución), ha debido dar cuenta en cada ocasión en que ha emitido decretos de urgencia para subsidiar los precios a partir de los precios con sobrecosto y seguro que el debate llegará hasta ahí dada la magnitud del perjuicio causado.

No me cabe la menor duda que se ha incurrido en enormes errores con los precios de referencia y nuestra tesis la hemos sustentado en diversos artículos y exposiciones públicas. Compartimos la idea de fijar libremente precios en el mercado local derivados del precio de paridad de importación del producto terminado (no del crudo), con los lógicos ajustes de calidad, pues ese es el costo de oportunidad del mercado. Pero esto aplicado sólo a los combustibles que realmente son importados y no a aquellos que exportamos en abundancia. Argumentos en contra pueden darse y son conocidos pero creo sinceramente que es el menos malo de los sistemas. Si el mercado mayoritariamente importa pues lamentablemente tenemos que pagar precios de producto importado. Si la inversión y el esfuerzo de todos los peruanos logran que se produzcan hidrocarburos localmente atendiendo mayoritariamente el mercado con producción nacional pues en ese caso no juega la paridad de importación sino la de exportación que en este caso es el costo de oportunidad del productor. No dejemos que la consultoría internacional nos siga dando lecciones del trabajo con los costos de oportunidad cuando nosotros lo podemos hacer.

Un mil millones de Dólares o quizá menos o más, en el fondo el problema existe y seguirá creciendo como un nocivo cáncer y hay responsables del sobrecosto, por supuesto que los hay. Yo no he hecho el cálculo a partir de los costos de oportunidad de los productos finales por el temor de encontrar cifras tan espectaculares como las derivadas de la estructura aritmética de precios. Sin embargo creo que esta es una responsabilidad del Ejecutivo que de una vez por todas debe resolver el problema generado por la creación del mercado de escritorio que funciona cada semana en las oficinas del Ministerio de Energía y Minas.



[1] West Texas Intermediate (WTI), es un promedio, en cuanto a calidad, del petróleo producido en los campos occidentales del estado de Texas (USA). Se le emplea como precio de referencia para fijar el precio de otros petróleos crudos producidos en otros lugares.

lunes, 7 de enero de 2008

Gobierno reconoce aplicación de subsidios a los combustibles

En Nota de Prensa de la fecha, el Ministerio de Energía y Minas reconoció oficialmente la vigencia del subsidio a los combustibles en el Perú:

“… el Ministro Valdivia dijo que se ha estado subsidiando los precios internos (de los combustibles) en las últimas semanas, en 50 millones de soles semanales. El año pasado el subsidio ha sido mayor a 700 millones de soles, indicó…Entonces, dijo el Ministro Valdivia, tenemos que seguir subsidiando a través del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles… si dejáramos de subsidiar, naturalmente, de acuerdo a ley, las empresas tendrían la libertad de subir sus precios y esa es la preocupación”.

Salvo error u omisión de mi parte, es la primera vez que el Ministerio de Energía y Minas reconoce, oficialmente, lo que hemos señalado innumerables veces en el sentido que el Gobierno había subsidiado durante todo el año 2007 el precio interno de los hidrocarburos acabando con la libre fijación de los precios por oferta y demanda que legalmente rige en el Perú. La forma legal para otorgar este subsidio había sido la de incorporarlo erróneamente como un Fondo de Estabilización de Precios, que era una especie de timba (coloquialmente, una partida de juego de azar, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española), a que los precios suban y bajen en el mercado internacional y se compensen mutuamente.

En nuestro país, la Ley Orgánica de Hidrocarburos (LOH), señala claramente en su Art. 77º que “Las actividades y los precios relacionados con petróleo crudo y los productos derivados, se rigen por la oferta y demanda”, por lo que modificar este mecanismo, garantizado constitucionalmente, sólo se puede hacer por razones de interés nacional, en forma extraordinaria y transitoria y con cargo a dar cuenta al Congreso de la República.

Adicionalmente, la misma LOH en su Art. 78º dice que “Cualquier subsidio que el Estado desee implementar, deberá efectuarse por transferencia directa del Tesoro Público” y no a través de mecanismos de supuesta estabilización de precios. Por lo que, en menudo problema han metido al Sr. Ministro de Energía y Minas y al Gobierno al reconocer oficialmente que lo que se ha estado haciendo es subsidiando los precios de los hidrocarburos durante todo el año pasado por no llamar a las cosas por su nombre pues en el Presupuesto Público no existe ninguna transferencia para subsidio a los combustibles. Se imaginan si, junto con 332.7 millones de nuevos soles transferidos en los primeros once meses del año 2007 para el vaso de leche (sin ningún sol adicional sobre el mismo período del año 2006), apareciera paralelamente un subsidio del doble para los combustibles, el papelón mundial que haríamos.

Los Artículos 77º y 78º antes citados, se ubican en la legislación de hidrocarburos como la libertad de comercio que se establece como garantía de la inversión en las actividades de hidrocarburos. Por eso es que resulta tan importante su cumplimiento.

Y es que, si revisamos la definición económica del subsidio (Diccionario de Economía de Graham Bannock y otros), tenemos que éste es “el pago que hace una entidad gubernamental a los productores de bienes con la intención de que los precios sean menores de lo que serían de otra forma”, clarísimo.

El subsidio no requiere devolución ni implica interés financiero alguno pues es, en todo sentido, una donación sistemática justificada (a criterio del burócrata encargado de su administración), por la importancia o valor de la actividad llevada a cabo por las organizaciones subsidiadas (productores e importadores de hidrocarburos en este caso).

Subsidiar los precios de los hidrocarburos, en el panorama actual de precios internacionales en que no hay ningún elemento que pueda prever alguna baja, sino todo lo contrario, es querer tapar el sol con un dedo. Lo que es peor, como hemos señalado anteriormente, se incentiva el derroche y el consumo irracional, aspectos que no se condicen con una economía de guerra como la que ha planteado el Presidente García.

Todo subsidio significa un sacrificio del pueblo al destinar parte de los ingresos tributarios para este fin. Pero el subsidio debe sustentarse en una meta social y sobre la base de un plan estratégico, ausentes hoy en nuestro medio, en donde más parece reina la improvisación.

Esperemos que esta confesión de parte del Ministerio de Energía y Minas sobre la política de subsidios sea el inicio de las medidas de economía de guerra anunciadas por nuestro Presidente.

domingo, 6 de enero de 2008

Blindaje para una economía de guerra

Iniciando el año, nuestro Presidente Dr. Alan García Pérez, señaló a través de la agencia oficial de noticias Andina y refiriéndose a la elevación de los precios internacionales de los hidrocarburos:

“… que el Perú ha tomado todas las previsiones y precauciones para estar blindado ante los efectos que pueda tener el alza internacional del precio del petróleo, el cual está cerca de 100 dólares por barril.”
Agencia Oficial de Noticias ANDINA 03-01-08


Semejante declaración, en mi concepto, no hacía sino mantener una cultura del derroche energético, del subsidio indiscriminado, del seguir haciendo las cosas como hasta ahora, sin planificación y de una ineficiente utilización de los recursos obtenidos por el Gobierno Central (obtenidos vía tributos).

Seguramente que una evaluación económica mínima señalaría que los 1,000 millones de Nuevos Soles que ya se han aplicado (800 más 200 en actual gestión), para mantener subsidiados (asistidos les dice el Gobierno), los precios de los combustibles en el mercado interno tendrían un mejor costo de oportunidad si se dedicaran, por ejemplo, a atender con GLP envasado a los hogares rurales del Perú tanto para que cocinen sus alimentos en condiciones sanitarias mejores que las actuales así como para generación eléctrica en localidades dispersas. En este uso alternativo se logran reducir gastos por atención de enfermedades, se aminora la deforestación por la eliminación del consumo de leña, se libera al ama de casa y sus menores hijos de la penosa tarea de recolectar leña y se mejora la calidad de vida de 2 millones de hogares que aún la utilizan en nuestro país para cocinar.

El subsidio indiscriminado favorece el contrabando y la venta especulativa. Así, mientras en Chile un balón de 10 Kg de GLP en octubre 2007 se comercializó en 17.18 USD, en nuestro país se vendió a 10.98 USD, (es decir allá es 56% más caro). De esta manera también algunos vivos encontraron la manera de obtener mayores ganancias exportando al hermano país. Pero este, el del GLP es sólo un caso en que la no utilización del costo de oportunidad para las decisiones de política económica incrementa las inequidades.

Veamos por ejemplo, el caso de las gasolinas motor, el Estado paga a las refinerías nacionales precios de importación por su venta en el mercado local cuando por otro lado estas mismas refinerías exportan casi la mitad de su producción total y a menores precios (casi 5 US$/Bl más barato). De esta manera se beneficia el consumo irracional de gasolina y la proliferación de camionetas 4x4. ¿Se ha analizado seriamente este caso? Creemos que no. Y eso que la exportación es de 750 MG/DC (setecientos cincuenta mil galones diarios).

En el caso de los petróleos residuales la situación es semejante. El Gobierno paga a las refinerías locales por sus ventas en el mercado interno precios de importación mientras este combustible no es importado, sino más bien todo lo contrario, es exportado por las mismas refinerías en proporciones que más que duplican la venta local (137% más en octubre 2007). Esto se ha señalado en infinidad de oportunidades pero no se hace nada, absolutamente nada por corregirlo.

La respuesta de las autoridades del Ministerio de Energía y Minas cuando se les señaló con oportunidad los peligros del alza de precios internacionales de los hidrocarburos ha sido inicialmente (con inocultable tozudez), que esto obedecía a la estacionalidad y que bajarían a lo largo del 2007 para cerrar en equilibrio entre la aportación y la compensación. Llegamos a señalar incluso que los precios no bajarían pero insistían en que tenían el Fondo de Estabilización de Precios. Creo que de esta manera finalmente han defraudado la confianza popular y le han creado al Gobierno una papa caliente de la que no creo vaya a salir bien librado por las dimensiones que viene adquiriendo el subsidio. Seguro Alan pensó que era cierto lo que le decía el Ministerio y sus técnicos y así ahora tiene que enfrentar un subsidio de 50 millones de Nuevos Soles semanales contra los que no creo que el país este blindado, como él señala.

El Presidente Alan García dijo hoy que Perú entrará a una "economía de guerra", pese a registrar la mayor expansión económica en la región, frente al aumento en el precio del petróleo, el cual -advirtió- podría obstaculizar el crecimiento del país।
Perú 21 (Fuente DPA) 05-01-08

Felizmente, hoy sábado 5, leo a través de la agencia alemana de noticias DPA que nuestro Presidente al parecer ha reaccionado o ha escuchado mejor lo que le puede haber aconsejado la sensatez de algunos asesores, supongo yo. No es buena señal para nadie el que un país subsidie sin discriminación y aleje al consumidor de las reglas del mercado. Eso genera mayor riesgo país y expectativas inflacionarias en los agentes (así la inflación del año 2007 ha más que triplicado la del año 2006), quienes en verdad no creen en el blindaje. Y el desembalse será siempre más grave que el traslado directo y progresivo.
En todos los países con manejo serio de la economía se viene enfrentando la crisis de precios del petróleo no con subsidio sino con el ahorro de combustibles y la promoción de energías alternativas, pero no para dentro de cuatro o cinco años sino para ahora, de inmediato. (Ver por ejemplo el caso español). Seguir por eso hablando del Fondo de “Estabilización” es un contrasentido y los Decretos Supremos que aprueban más y más subsidios deberían sincerarse y no tomar como referencia decretos de Urgencia (que no sabemos si el Congreso los ha evaluado o no, como es su obligación), basados en un supuesto balance entre aporte y compensación que no funciona, ni funcionará en el corto plazo.

Aunque el Presidente podría estar hablando en términos políticos más que económicos al referirse a la “economía de guerra”, me permito recordar por si acaso que significa este término para los economistas. Según el Diccionario Económico de Nuestro Tiempo de Manuel Serra Moret, son “las limitaciones y direcciones impuestas a la producción y a la distribución, el racionamiento de artículos de consumo y materias primas, la regulación del comercio exterior, y la contracción de todas las actividades a los fines de defensa, de producción de materiales bélicos, conscripción del trabajo, aumento temporal de impuestos, fiscalización de beneficios, ahorro forzoso, aumento de la deuda pública, etc.”
Más comúnmente, y para resolver la negada orientación hacia el conflicto armado, Wikipedia dice que “se denomina economía de guerra a la que se aplica en momentos históricos de fuertes convulsiones violentas, sean o no conflictos armados, o en periodos de extrema autarquía y que tiene por objeto mantener el funcionamiento de las actividades económicas indispensables para un país, procurar el autoabastecimiento, desincentivar el consumo privado, garantizar la producción de alimentos y controlar la economía nacional desde el Estado. Entre las actuaciones fundamentales se encuentran… medidas de ahorro del consumo energético… establecimiento de reducciones del consumo privado, que puede incluir el racionamiento a la industria y a las familias.”

Estamos pues alertados que quizá la sensatez temporalmente perdida se recuperara pronto con la promulgación de verdaderas medidas de economía de guerra aunque los efectos pudieran ser dramáticos por haber dejado pasar el tiempo sin hacer nada, absolutamente nada en términos económicos reales más que escuchar cantos de sirena.