viernes, 8 de julio de 2016

Adamo vs Maynardo
El diario GESTIÓN de nuestro país viene presentando quincenalmente y a página entera un ilustrado y supuesto debate al que titula “Dos economistas conversan”. Toda una delicia de lectura para nosotros los economistas. Los temas tocados han sido, entre otros, ¿Reducir el IGV?, ¿Cómo destrabar los proyectos mineros?, Maldito SNIP, etc.
En el citado diálogo participan Adamo (en alusión a Adam Smith) y por el otro lado Maynardo (en alusión a John Maynard Keynes).
El primero, Smith, fiel representante de la corriente económica de pensamiento clásico, según la cual toda sociedad es capaz de autorregularse sin necesitar de intervención estatal alguna; para esta corriente los ciclos económicos de auge y recesión son procesos naturales de ajustes y no requieren, para nada, de acción alguna de parte del gobierno. Es célebre en esta escuela la aplicación del “dejar hacer, dejar pasar - Laissez faire, laissez passer”. Sería como decimos en el Perú con súper optimismo que “existen dos clases de problemas: los que se resuelven solos y los que nunca se resuelven
El segundo, Keynes, por el contrario, representa la teoría económica según la cual debe expandirse el gasto público debiendo el Estado garantizar a todos los ciudadanos el derecho a acceder a servicios fundamentales. Para Keynes no puede existir equilibrio económico sin la intervención del Estado a través de la política económica (fiscal y monetaria). Se le reconoce como el economista preferido por los políticos en tanto les permite intervenir en la economía.
Las posiciones de Smith sobre la nula intervención estatal y muchos otros temas más como el desempleo, el mercado, los salarios, el ahorro, etc. difieren totalmente de las de Keynes y sin embargo ambos buscan el bienestar de la sociedad.
Como podemos ver, los economistas distamos mucho de tener pensamientos y actuaciones monocordes. Para cada problema tenemos dos y más, mucho más soluciones. No existe o, no debería existir, un economista “dueño de la verdad” que considere que su propuesta es la única viable. Creo que, en esta característica de nuestra ciencia,  que nos obliga al razonamiento crítico privilegiándolo sobre el cálculo matemático y a propiciar el diálogo por encima de la imposición, radica lo valioso de nuestro aporte al desarrollo del país. Y aquí vale citar el caso brasileño, que tuvo dos presidentes economistas a quienes el fracaso económico los sacó de la Presidencia; Dilma Rouseff y anteriormente Fernando Collor de Mello.
Rescato la iniciativa de GESTIÓN y felicito a su(s) anónimo(s) autores que se refiere a una conversación imaginaria entre dos prestigiosos economistas, ambos ya fallecidos (Smith en 1790 y Keynes en 1983) pero que no pierden vigencia.





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